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[REPOSO MENTAL, comentario 182].
Las innumerables conferencias, diálogos, seminarios y escritos que constituyen el cuerpo de la enseñanza de Krishnamurti no se entienden en profundidad sino a la luz de su biografía, observándose un hilo conductor muy claro y definido entre ambas. Sus ideas no son más que la esencia destilada de lo que fue su existencia. Pues la vida de este pensador se realizó bajo dos orientaciones bastante marcadas y opuestas, las cuales segmentan su trayectoria en dos grandes etapas: los años de adoctrinamiento y formación, y los años como librepensador u observador de la naturaleza humana. A lo que se debe añadir que la mente de Krishnamurti jamás fue realmente adoctrinada. Permaneció inmutable y no comprometida, nunca aleccionada ni condicionada de ningún modo. Murió auténticamente libre en este sentido, tal cual nació. Además, ambas orientaciones y etapas en su trayectoria articulan el sentido de su cosmovisión, encontrándose fielmente expresadas bajo distintas formas y terminologías a lo largo de su narrativa: el condicionamiento y la negación crítica de lo conocido, la ilusión y la verdad, la ignorancia y la inteligencia, el pensamiento y la meditación. En definitiva, sus vivencias marcaron su pensamiento y sus creencias, por lo que su “iluminación” quedó supeditada a su particular percepción de la realidad.
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