La lluvia tempestuosa mojo mi cuerpo de campesino abandonado.
La humedad de mi esencia, labradora de quimeras; era la mar, de olas suaves y bermejas.
Las gotas que duchaban mi cuerpo; cortejaban, el feroz aluvión que arrasaba la vida.
La arena, impregno mis pies de fulgores y matices,
los matices, se evaporaron, formando luces y colores.
Soy arcoíris, navego solitario, en lo profundo de las lluvias y el sol.
Soy campesino, navego en un huerto de espinas, tierra mojada y olvido ancestral.
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