Quedarse a medias

[ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO]

“y si parece que el fin puede ser alcanzado por varios medios, examinen cuál es el más fácil y mejor, y si no hay más que uno para lograrlo, cómo se logrará a través de éste, y éste, a su vez, mediante cuál otro, hasta llegar a la causa primera que es la última en el descubrimiento” (Aristóteles, Ética Nicomáquea)

Se aprende mucho de los libros. Se podría decir que son imprescindibles en la práctica filosófica. Hay, no obstante, otras cosas necesarias, como estar dispuesto a pensar, estar abierto al mundo y, de paso, a otros como uno

De modo que hay más filosofía que la libresca. Hay filosofía por hacer que no está en los libros, está pendiente y a la espera; los libros no llevan directamente a ella.

Pensar a solas, como se viene a decir, por uno mismo, es arriesgado, lento y, con frecuencia, profundamente dramático. Uno no se pone, de repente, a pensar, a ver si responde, de una vez y sin preparación, a cuestiones que, cuando son radicales, con mucha frecuencia, no están, ni siquiera, planteadas.

No es extraño, por tanto, que la práctica de la filosofía exija reflexiones audaces, que no piensen lo que se espera, sino que sean pensadas más a fondo, y, en tanto sea posible, abran un camino que no había antes de ellas (*).

(*) Cuando he pensado lo negativo no ha sido poniendo algo que hubiera como si no lo hubiera (**), dicho clara y directamente, quitando lo puesto (***). Semejante no ser sería vacío, insustancial y sin empuje propio, como preferiría decirlo, sin urgencia ni reclamo genuino.

(**) Uno de los muchos peligros del abuso del lenguaje al pensar está en no pensar nada que no esté en él, su disposición más reconocible y primer obstáculo.

(***) Antes de quitar nada debiera pensarse si habría algo que se pudiera quitar que primeramente fuese y exigiera su realización negativa (****). De ser así, su auténtica posibilidad positiva, de fiar y con garantía, su reflexión no aportaría nada más que una extensión vacía sobre la que no pararía de dar vueltas.

(****) Un negativo completo, el único negativo que tiene asegurada la solución y término de su movimiento dialéctico, no es, como parece, algo que no sea en toda su extensión (******), sino, en el mejor de los casos, algo que no es que, contraria y primeramente (******), es.

(******) Es decir, sin que tenga su oposición resuelta (*******) .

(*******) La primeridad o sustancia del no ser no es alcanzable directamente. Toda negación implica, antes que ella, una afirmación de la que lo negativo nunca logra desprenderse.

(********) Una oposición con especial intererés especulativo
(*********). Por un lado, simplemente, con respecto a sí misma; de otro, abriéndose a complejidad; y de otro tercero, agotando sus posibilidades.

(*********) Hace posible la contrariedad, de la que la oposición ni sospechaba, a pesar de estar embrionariamente en ella. La oposición es un momento simple al que, en gran medida, una reflexión pura se podría haber anticipado; sin embargo, la contrariedad y la puesta en marcha de la contradicción no eran, con Kant (**********), esperables.

(**********) Las últimas referencias a Kant no son innecesarias ni irreflexivas. Ningún filósofo debiera tenerse por tal sin conocer, al dedillo, su obra, no sólo "Crítica de la razón pura", sino también su lado "práctico", quizá con más interés. "Crítica de la razón pura" es una obra de incomparable belleza filosófica, pero bien vista, esto es, fuera de su momento histórico, del que debiéramos haber prescindido desde el principio, no se enfrenta a la única cuestión que no podría resolver: su ejecución y puesta en marcha.