No dejes un poema medio escrito,
esas cien palabras inconclusas
donde respiran las almas y las lluvias
recostadas sobre el dintel de un paraíso.
Los cerros del lenguaje han de escalarse
a base de conversar con los extraños.
Millones de kilómetros condensan estas sílabas,
este idioma feliz en el que hablamos.
Vasta región donde soñar los imposibles
y aprender a nombrar los poliedros.
Borges, Cortazar, Neruda, Paz, Celaya,
Darío, Lugones, Hernández, Lorca, Parra...
cantaron con esa voz que es tuya y reconoces
en esa nana que principió toda tu infancia