El ladrón juzga a otros por su propia condición.
Un mentiroso siempre ve a los demás desde su propia óptica utilitaria,a todos tantea con fingida delicadeza,tal como una araña hace con su posible víctima.
Y cuando le atribuye a otros tal o cual defecto o falencia, en realidad está exponiéndose a sí mismo como ante un espejo, por eso imagina mentirosos y falsarios por todas partes, ya que esa es su forma habitual de vivir.
Y por último, frustrados sus intentos, engaños y triquiñuelas, termina odiando a su víctima que se escapa, ya que comprende que ella no solo ha sabido eludir sus engaños, sino que se ha divertido a costa de sus esfuerzos.
Da la vuelta..., no insistas, estás desnuda frente a mí.