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Tema: Ser entre cosas, temor de la esperanza e imposibilidad positiva

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    Predeterminado Ser entre cosas, temor de la esperanza e imposibilidad positiva

    “Lo posible, en verdad, contiene todos los posibles y, por tanto, todos los descarriamientos, pero profundamente, dos. Uno, en forma de deseo de nostalgia, y el otro, de melancolía imaginativa (esperanza, temor o angustia)” (Sörel Kierkegaard, La enfermedad mortal)

    Cuando paso de un estado de agitación intelectual en que fluyen muchas ideas a otro en que no sólo no fluyen facilmente sino que su elaboración me es extraña, exige demasiado esfuerzo y y me resulta ininteligible (*), me suelo preguntar, a pesar de no estar en una disposición creativa, si podría simularla, hacer como si fuese; o si, por el contrario, su dificultad no es solucionable directamente (**), acudiendo a lo que hay disponible.

    Hay un sentimiento de vacío que relaciono con la “angustia filosófica”. No es una actitud intelectual, más o menos indiferente (***), sino algo que siento. El sentimiento es una disposición, de alguna manera, práctica y, visto así, realizada (****); lo intelectual o inteligible, por el contrario, es una disposición abstracta que, si no tuviera un opuesto práctico, orientado a ser entre cosas más que a estar a la espera de ellas, sería eternamente indiferente, quedaría a la espera de ser.

    (*) La disposición pensante está disminuida, no porque piense menos, que, visto así, esto es, cuantitativamente, no le es esencial (*****), sino porque cierto impulso no está disponible, hay algo que no es activado; en su lugar, hay una espera insatisfecha, espera algo que no alcanza.

    (**) El problema, por tanto, tendría una causa que no convergería en la simplicidad de la oposic¡ción, sino que requeriría desarrollarse de manera compleja, ir más al fondo; de lo contrario, no aprovecharía toda su potencia.

    (***) La indiferencia ha sido muy exaltada filosóficamente y ha tenido (******), por lo general, buena acogida entre conocidos filósofos. Pareciera, según piensan, que la esencia de ser consistiese en no ser lo que primeramente se es (*******), que lo que fuese se amoldase a una lógica de la conveniencia emocional, una especie de ser al gusto de cada cual (********).

    (****) Los sentimientos no son como los entiende el sentido común, que los experimenta a pelo y sin preparación para ellos, subjetivamente y de una vez. Los sentimientos exigen, de principio a fin, que la subjetividad se entienda consigo misma y sea coherente (*********).

    (*****) La diferencia cuantitativa es incomparablemente más pobre que la cualitativa. La cualitativa es extensiva, afirma algo que no había; la cuantitativa lo repite, lo reafirma. Lo cuantitativo se remite a la cualidad que la identifica como "cantidad", insiste en lo que es, su entidad está garantizada y reafirmada a pesar de la diversidad de sus valores cuantitativos (**********); sin embargo, la identificación de la "cualidad" no se remite a la cantidad, sino al contrario, la cantidad depende de la cualidad; la cualidad es directa, viene puesta y asignada "a priori", la cantidad no la contradice (***********).

    (******) No hay primeramente indiferencia alguna, la indiferencia no es nada que sea primero. No pasa, por lo común, de ser un hábito del lenguaje para referirse a cosas que no entran en su medida, cosas, dicho directamente, sin clasificar; no caen, dicho a la manera de Nietzsche (************), en su tela de araña.

    (*******) La capacidad del ser de reflejarse, que, para insistir en la ironía propia del lenguaje, "se es", no está en el ser por sí mismo, sin empuje de otro que no sea uno; la reflexión no sería de estar quieta, poco más que una negación del movimiento; implica, más que niega, ser entre cosas.

    (********) Si las preferencias fuesen puntos de vista de cada cual, individuos autónomos que no siguiesen regla alguna (*************), si no fuesen asimilables por un modelo que no resultase, de alguna manera, extraño, serían aproximaciones destinadas al fracaso, no tendrían garantía para seguir siendo.

    (*********) Esta subjetividad es de especie psicológica y confusa, no tiene punto de agarre. La subjetividad a la manera de Kierkegaard, sin otra solución que la propia, que se hace con lo que es de uno y no puede ser de ningún otro, no tiene efecto psicológico; es, visto así, “pura”.

    (**********) Su diversidad no llega a contradecirla.

    (***********) El conocido cambio cualitativo por adición es, visto desde la disposición que la espera y puede actualizarla, su repetición esencial, un artificio, una abstracción sin actividad genuina; su figura es excesivamente indirecta, pierde fuerza según avanza. Para que lo cualitativo dependiese de lo cuantitativo, mejor visto, la identidad cuantitativa debiera ser a pesar de la negación de la cualidad, sería la condición que impondría para que la cantidad fuese independientemente de la cualidad, dicho de manera simple y una vez, estar preparada para negarla (**************), o, de manera compleja y lentamente, estar en condiciones de competir con ella y ponerse en su lugar. De lo contrario, de no tener su negación resuelta, la cualidad subsistiría durante el cambio cuantitativo, pero no al revés, la cantidad sólo se mantendría una vez la cualidad fuese; sucede lo contrario, la cualidad es lo que la cantidad afirma a pesar de la diversidad de sus valores, es más primaria.

    (************) Las figuras reflexivas de Nietzsche tenían un innegable olfato filosófico; sabía, de alguna manera, dónde había un problema, dicho dialéctica e históricamente, mal resuelto o, lo que a la larga puede tener más importancia, por resolver.

    (*************) La independencia positiva, que fuese una posibilidad abierta, con ventaja sobre su contrario, probaría la existencia de una regla. Así pues, la independencia se sube a un carro que ya está en marcha, no lo pone en marcha con un impulso artificial.

    (**************) Sin embargo, esta negacón probaría lo contrario: la negación presupone primeramente una afirmación que es segunda, no primeramente, negada; para que la negación llegue a ser primera y esté a salvo de su proceso dialéctico, tiene que haber estado desde un principio, que no se diluya en el cambio, sino que sea a pesar de él.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 01/03/2019 a las 10:02

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