La concupiscencia es querer hacer el mal. El pecado es una ofensa a Dios y se necesitan tres características para ello:
- Que uno sepa que es pecado.
- Que la materia del pecado sea mortal o grave o venial.
- Que se quiera realizar.
El pecado no lo puede realizar un niño, porque no sabe lo que es pecado. Sí que hará el mal, por ejemplo llevarse un juguete que no sea suyo.
Por eso el mérito está en aprender y en llevar un autocontrol de las cosas que realizamos. Por supuesto imitar el ejemplo que nos propuso con su vida Jesús; pero para ello, para amar a Jesús, necesitamos aprender su doctrina.
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