“El rubor es la más peculiar y más humana de todas las expresiones” (Charles Darwin, La expresión de las emociones)
“¿Cómo eliges las imágenes que pones en las cosas que escribes?”, me preguntan, “no parecen estar relacionadas con el título”. Sonrío y contesto, “imagino que no habrás leído el texto ni las notas”.
La única urgencia reflexiva de mis temas está en las notas, sólo ellas tienen una intención extensiva y permiten pensar lo que no es pensado, lo que queda oculto.
Que haya una reciprocidad al mirar a alguien no es comparable a la complejidad que subyace en la reflexión de la propia imagen ante el espejo (*). Ver una imagen ante un espejo y saber que la imagen es la propia no está en las reglas de la vista y la infinidad de objetos que se pueden ver (**). Todos los objetos que se pongan frente al espejo son negados al ver la propia imagen, la propia imagen sobresale ante el resto.
El reconocimiento de la propia imagen ante el espejo no es un artificio ni algo que se alcance mediante actividad pensante (***), sino que es algo que ya es, está asegurado; lo que no es, por lo que la cosa se hace pasar, pertenece a la incertidumbre de su movimiento dialéctico, que, así visto, no queda quieto salvo que sea abstraído y arruine su verdadera capacidad reflexiva.
(*) La reciprocidad de la mirada indica una expectativa de que, además de que se vaya a ver, se es mirado; es una extensión afectiva de la vista (****). Esta complejidad afectiva en la mirada, de extraordinario interés fenomenológico (*****), no está disponible sino mediante reflexión, no se alcanza sólo mirando.
(**) Una infinidad falsa (******), estaría intrínsecamente limitada. Los objetos que pudieran verse no están limitados porque haya un momento en que no hubiese más, un contraste para todos sus términos, sino porque el contraste está primeramente ejecutado en la vista; de no haber contraste, los objetos a ver serían indiferentes; el contaste sería, pues, a priori, ya sería en la vista, no se alcanzaría sino segundamente.
(***) Tendría interés lo contrario, esto es, que pudiera reconocerse sólo pensando y sin que la imagen tuviera un impulso selectivo que señalase que la imagen es propia, de uno, que eso que se ve es "yo".
(****) No es, sin embargo, una extensión como la del espacio, una repetición que no aporta nada más que la materia que abstrae.
(*****) No sólo se pensaría algo que no se reconocería directamente y con la denominada “intuición”, sino que implicaría otro nivel reflexivo que deje los objetos intuidos atrás.
(******) La reflexión sobre la falsa infinitud está en "Ciencia de la lógica”, de Hegel. La lógica que figura en “Enciclopedia de las ciencias filosóficas” es mucho menos compleja, diríase que en ella no dice nada que no haya dicho antes (*******), y tiene mucho menos interés filosófico. La “Enciclopedia” puede tener interés didáctico, y es donde Hegel pone las cosas en orden, pero no tiene verdadero interés filosófico.
(*******) La “Enciclopedia” presume la verdad del sistema hegeliano. No obstante, para mostrar los absurdos, indeterminaciones y falsedades que contiene hay que ir a los detalles, en lugar de aceptar como válida una reflexión burocrática.
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