Mi vida me recuerda mucho a la historia del ratón de campo y ratón de ciudad, una fábula que cuando la lees por primera vez te sienta a eso, a historia para niños, pero cuando la vives en tus propias carnes cambia radicalmente la manera de ver el campo, la naturaleza, la posibilidad de descargar todos tus males en este sitio, recibiendo a cambio mucha bondad y tranquilidad. Por desgracia tengo que vivir en la ciudad, pero cada vez que puedo (menos de lo que me gustaría) me escapo al campo, para hacer escalada, rafting o todo lo que pueda, sintiéndome más libre y más yo que cuando estoy trabajando en la oficina. Para los que viven sin vivir dentro de una jaula de cemento, les aseguro que la mejor liberación es salir al exterior.