Fenomenología y entendimiento
“lo negativo es a la vez positivo, o que lo contradictorio no se resuelve en un cero, en una nada abstracta, sino sólo esencialmente en la negación de un contenido “particular”; es decir, no es cualquier negación, sino “la negación de aquella cosa determinada”, que se resuelve, y por eso es una negación determinada” (Hegel, La ciencia de la lógica)
El problema de lo negativo me empezó a interesar cuando primeramente leyera a Schopenhauer. Mi problema era claro: no entendía qué era lo negativo. He tenido que estudiar el pensamiento de muchos para reconocer que muchas lecturas no acercan más al problema, el cuanto no afecta a la cualidad (*).
Como me ha pasado con frecuencia, cuando las respuestas disponibles no me satisfacen, tengo que pensarlas, según puedo, a mi manera (**). No obstante, pensar a solas, por muy conveniente e higiénico que sea, dificulta ponerse de acuerdo con uno mismo; pensar a solas es intelectualmente pobre y dificulta el avance. Descubrí, después de tanto, que no estaba siendo pensado. Muchos hablaban de lo “negativo”, pero pocos sabían qué era y, lo que podría tener más importancia, si podía ser.
Sin embargo, me di la oportunidad de pensar que lo negativo fuese algo, que tuviera una positividad (***). De alguna manera, la he encontrado en la lógica y los problemas del conocer y en la disposición moral y al otro (****).
(*) El estimable Hegel defiende, en algún momento, lo contrario,
(**) Pensar es algo esencialmente común. La oposición a sí nunca es tan rica como es en el encuentro con otro que no es uno.
El problema, en mi caso, es que ciertas reflexiones exigen lentitud, y el pensamiento discurre demasiado rápidamente; el pensamiento, por muy disciplinado que sea, tiene un agujero que no hay manera de tapar; una y otra vez, se abre.
(***) He estudiado varias veces Ciencia de la Lógica de Hegel, una obra muy extensa y (*****), al menos para mí, muy compleja (******); y, si no he entendido mal, Hegel deja claro, ya en el prólogo, que piensa lo mismo.
Muchos razonamientos de Hegel, además de tramposos, están errados por su excesiva sofisticación. En todo caso, son de una belleza filosófica admirable. Por otro lado, es tal la altura de su reflexión que, sinceramente, creo que han sido muchos los que no la han entendido; si la hubiesen entendido, habrían sido, al menos, críticos con ella.
(****) No es ningún secreto mi admiración por Peirce. Planteó el problema cara a cara, sin artificio. Hegel, por el contrario, deja sin terminar muchas de sus elaboraciones (*******).
El rigor de los planteamientos de Peirce es tal, y, en cierto modo, estaba tan avanzado que la modernidad lógica o científica, como el positivismo lógico, un arcaísmo, vendieron como “nuevo” planteamientos que, en esencia, estaban, no ya en la antigüedad, sino en la cosa misma.
(*****) Ciencia de la lógica es una obra de alrededor de un millar de páginas. Tengo más cosas que hacer y leer que leerla, así que la leo cada cierto número de años, y siempre me lleva muchos meses leerla.
(******) Si uno se toma la molestia de leer una obra como esa, debe estar dispuesto, de alguna manera, a discutirla con el autor; la lectura tiene que ser activa y poder dialogar con el autor.
(*******) Creo, al contrario que Hegel, que la filosofía no tiene término (********). Se le pone término porque es pensada, y no sabemos pensar de otra manera que con términos. La filosofía, en este sentido, tiene que ponerse por encima del lenguaje.
(********) Sin embargo, esta in-determinación no es un apaño del lenguaje, un compuesto verbal. Los términos negativos no se pueden usar directamente, a ciegas, y, dicho así, a contrapelo; requieren, muy al contrario, demora y mediación, ser indirectos.
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