En aquel desvencijado armario,destruido, vencido por el tiempo.
Encontré uno de los poemas, que tú, en esos momentos de amor, escribiste para mi.
El alma mía, que no sabe mentir, adorno el silencio con deidades y adornos faciales de tu rostro.
El alma mía, que sonríe a carcajadas, no paro de sonreír, y de la felicidad emanaron lagrimas de amor.
El alma mía, que solitaria, encontró en tu poema; la compañía solidaria, ilumina las penumbras.
En aquel desvencijado armario,
tu poema y yo:
Recorrimos, los interminables cielos, en caballos y danzas de amor.
Nadamos juntos, en una mar de olas sublimes y vientos agrestes;
que aprisionaban nuestros cuerpos.
Tras tu perfume, nos fuimos navegando, en un solo aroma; salvaje y hechicero.
Tu poema,
es el recuerdo de las noches
inciertas.
Cuando, recitaba tu nombre.
Cuando, agrietaba las olas, y labraba los peces.
Cuando, mimaba la luna, con cantos solemnes.
Cuando, entre copos de roció, buscaba tenerte.
Cuando, cansado de buscarte,
en acuarelas, te pintaba en mi mente.
En aquel desvencijado armario,
tu poema, duerme con mis besos.
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