Cita Iniciado por Kentia Ver mensaje
Después de unos meses, en que me fui a trabajar al Sur chileno. A pueblitos y caletas de pescadores, que solamente tienen, un policlínico de primeros auxilios; muchas veces, estos lugares son tan pequeños, que ni siquiera figuran en los mapas del país, lo que significa, que cuando el Servicio Nacional de Salud, me contrata como enfermera, para visitar dichos lugares, me demoro meses en cumplir, con el itinerario de visitas.

Este año, llegué a lugares tan escondidos, en la loca geografía del Sur de Chile, sobretodo las caletas de pescadores, en que los habitantes, se alegran cuando uno llega, con su maletín lleno de medicamentos y las maletas con todo tipo de implementos básicos, para poder paliar, problemas de salud.

Cada pueblito pequeño, que he visitado, me ha dejado recuerdos imborrables de sus habitantes ( algunos no cuentan más que con 300 o menos habitantes) En las caleta,s del Golfo de Reloncaví, estuve con los recolectores de algas y en muchos lugares con pescadores artesanales de peces exquisitos. Comí corvina asada a la plancha en una gran plancha de acero que fue parte de un ferrocarril abandonado en esos lugares perdidos de la mano de Dios. La corvina, fue adobada con ajo, cebolla, tomates, orégano, perejil, cilantro y ajì llamado putaparió, por lo picante.

Los pescadores y sus señoras, se han reído mucho, de mís gestos, cuando probé la parte del pescado que tenía el dichoso ají.
Juro, por todos los santos, que nunca más comeré algo adobado con el ají, de mal nombre.