Viajes a Valparaíso.

[Kentia]

[Kentia]

Los cerros de Valparaíso, emblemáticos en su estampa de la ciudad puerto.

Los viajes con mis padres, marcaron de una manera especial la visión de nosotros con mi hermano, de sus calles y del paisaje tan peculiar propio de él.

Un viaje que hicimos y en que el tío Enrique no estaba nos alojamos en la casa de la tía Erica y de su marido, ella vivían un poco más arriba. de la calle, que los tío Enrique y Eduardo. Su casa era de dos pisos con antejardín jardín y patio de juegos en la parte trasera de la casa.

Allí jugábamos a la pinta y a las escondidas con los primos, en el patio habían 3 árboles, uno de membrillos, otros de durazno y el tercero de peras. Los tres arbolitos eran muy lindos cuando estaban con frutas que la tía las preparaba en mermeladas.

[Kentia]

[Kentia]

Los viajes a Valparaíso, también estaban signados, con los comentarios sobre los terremotos, que hacían mis tío y mis padre, A ellos les tocó vivir el terremoto del año 65 y del año 71 ( después del año 85, pero ese ya era en otros tiempos, en la familia )

Los tíos contaban, que en el año 1965, ellos estaban con sus hijos muy pequeños ( mis primos son menores que yo ) y que lo único que los preocupó en todo el movimiento sísmico, era que sus hijos no se asustaran tanto.

Aunque mis tíos vivían ya en la calle Templeman, que es una calle, que esta con su base en piedra en el cerro, por lo tanto, las casas no sufrieron tantos daños, si que las cosas se cayeron de los muebles y la quebrazón de porcelanas, adornos, vasos y copas, fue grande, pero las cosas se reponen y las casas se arreglan.

Así decían los tíos, que siempre soportaron muy bien los terremotos, en cuanto al ánimo y a tener la capacidad de poder sobreponerse a estos terribles fenómenos telúricos.

[Kentia]

Los primos estudiaban y tenían horarios para tal actividad, por eso cuando los fines de semana llegábamos nosotros, los primos tenían permiso, para dejar un poco los libros de lado y jugar con nostros y además escuchar los cuentos divertidos del tío Eduardo, a este le encantaba contarnos cuentos de fantasmas y aparecidos, él los inventaba todos, pero nos convencía de que eran ciertos.

Eduardito y Marta, que eran muy miedosos, porque como eran hijos únicos ambos, tenían más restricciones en sus juegos y en la vida de niños, porque ambos tenían padres temerosos, de que les pasara algo.

No se de qué era el miedo de la tía Rosa y de la tía Erica, pero ellas siempre los estaban protegiendo. Por eso mismo eran miedosos y de eso se burlaban laura y Javier, los hijos de mi tío Enrique, que al revés eran muy temerarios en sus juegos. Mi hermano y yo, estábamos en el medio, ni miedoso ni temerarios, por eso el tío Eduardo nos contaba mcuentos de fantasmas de esos tétricos, cuando no estan Eduardito y Marta.

Uno de estos cuentos, era de un fantasma de una casa del barrio cercano, que estaba desocupada por años, se decía que sus dueños habían muerto sin dejar herederos y que la familia que quedó se peleaba por la herencia intestada, el tío decía que por eso el fantasma del antiguo dueño se habías apoderado de la casa y cuando alguien iba a verla para comprarla, porque los herederos familiares la habían puesto en venta muchas veces y jamás se podía vender. Los interesados salían disparados de la casa al sentir ulular una voz cavernosa.

Cuando el tío decía esto, él mismo hacía sonidos espeluznantes y todos nos poníamos las manos en las orejas para no oirlos, pero igual nos gustaba escuchar sus cuentos.

[Kentia]

Esta era la casa, que según el tío tenía un fantasma, en esos años ( la década de los años 70 ) después todo se solucionó, porque parecía que uno de los herederos hacía trucos, para que no vendieran la casa y el terminó por venderla solo. Con los años, está convertida en un hostal y del fantasma nunca se supo nada más.

[tarjeta123]

¡Qué bonito trabajo! Me encantó la redacción y a mezcla de vídeos

[Kentia]

tarjeta123 Lo saludo

Gracias por leer y por su comentario.

[Kentia]

Cuando mis padres anunciaban que iríamos el fin de semana al Puerto, nosotros nos preparábamos pensando a que partes querríamos ir, para pedirle a los tíos y a mis padres que nos lleven.

Mi hermano, leía las historias de piratas, que asaltaron Valparaíso. Estos, con patente de corsarios, asolaban las costas chilenas y eran repelidos como se podía. Cuentan las historias que el pirata Francis Drake escondió los tesoros obtenidos en sus tropelías en las cuevas que se forman en los acantilados de Quebrada Verde. Nunca se han podido encontrar, porque es muy difícil llegar por mar a esos lugares, ya que, allí hay muchos arrecifes y el azote de las olas es impresionante, Nosotros con mis primos insistíamos para que los adultos nos llevaran a ver los acantilados, esto no se había podido concretar, hasta que en un viaje mi padre convenció al tío Enrique y en los dos autos partimos rumbo a Playa Ancha y de ahí a Quebrada verde.

El camino de tierra era muy empinado y bajaba hasta el pueblo de laguna verde, cuando íbamos bajando estacionaron los autos y nos bajamos todos a mirar los acantilados y el mar rompiendo en las rocas. Impresionante decíamos todos, quedamos maravillados del paisaje, aunque nuestros padres y tíos ( sobretodo la tía Mercedes), que ya veía, que nos despeñábamos por las quebradas.

Por este paseo, nos quedó el gusto, por leer aventuras de piratas y corsarios. Y la imaginación se nos disparaba inventando teorías de donde estarían las riquezas del corsario inglés.

[Kentia]