Maestría y aprendizaje primario
Al entrar en el cuarto de mi hija, siento una oposición a que entre en forma negativa (*), un rechazo, que lo que podría ser no llegue a serlo.
Cada cierto tiempo, mi hija abandona el orden en su cuarto. Las cosas se acumulan, hay que emprender una aventura para llegar a la ventana y ventilar su cuarto.
El estado emocional del cuarto dice, a todo el que se atreva a entrar en él, “aquí no se le ha pedido nada a nadie; todo el que quiera entrar, se puede ir por donde ha venido”.
Reconozco que es una estrategia ingeniosa para cuidar su intimidad. Hace años, ponía carteles en la puerta, del tipo, “prohibido pasar, este cuarto es sólo de Lola", etc. Ha desarrollado sus capacidades hasta el punto de que su estrategia ha ido tan lejos que ella misma es víctima de los muchos obstáculos que, incansablemente, pone (**); el desorden es tal, está tan integrado en el cuarto, que, finalmente, ella misma evita ir a él.
Las estrategias, más o menos conscientes, de los niños, y mi hija ya no es tan niña, me resultan admirables, de una finura y sabiduría afectiva incomparables. Como escribiera Goethe, “todo el que ha tratado con niños sabe que sus planes van mucho más lejos de lo inmediato” (***).
He aprendido grandes cosas de los niños y de observar la conducta infantil. Son, si quiere verse así, grandes maestros de lo primario. El conocimiento que alcanzan de la capacidad reflexiva del lenguaje al poco de aprenderlo (****), deja en poco más que tonterías muchas de las sentencias de conocidísimos pensadores.
(*) En ocasiones, se toma el opuesto por negativo, como si lo negativo estuviera en su forma, lo que es, y fuese lo que vaya a ser, el término en que concluye. Sin embargo, el opuesto es sólo negativo potencialmente, esto es, sin que llegue a ser.
Se siente, por tanto, un rechazo a que se entre, algo que dificulta la entrada. A pesar del sentimiento, se puede entrar en el cuarto, nada lo impide, sino que sólo lo dificulta mediante un aviso; la dificultad permite su contradicción (*****).
(**) Por cada cosa que se pudiera poner en su lugar, ella podría sacar otras tantas de su sitio. Se podría poner en su lugar, por poner un caso, una cosa cada cinco o diez segundos; ella podría sacar de su lugar, sin problema, otras tantas cada dos o tres segundos.
(***) No recuerdo la cita textual, pero señalaba que los niños no admiten la negación con facilidad, según lo primero que parece.
(****) Una de esas lecciones de los niños que no sé si podría haber aprendido de no haber tratado con niños. El aprendizaje del lenguaje en los niños no se alcanza "aprendiendo", repitiéndose y adquiriendo conocimientos; la disposición a aprenderlo está ya ahí, esto es, antes de que se aprenda nada.
(*****) En la capacidad de entrada no sólo conviven valores directamente relacionados con la entrada, sino, más decisivamente, indirectamente y de manera mediada (******). Esto es, la entrada no es de manera simple, sino que se acompaña de valores que se extienden en su ejecución (*******).
El rechazo a que se entre en el cuarto es una anticipación del problema que hay en él; no hay sitio en él para moverse, sólo se ven trastos y nada que pudiese estar debajo de ellos (********), etc.
(******) No se trata de una mediación conceptual, sino de una disposición. Esto es, no se llega a los valores que favorecen y rechazan la entrada, sino que sus valores ya estaban ahí aunque no hubiera un concepto para ellos.
(*******) Son, al menos, de una doble manera. De un lado, favorecen la entrada y la reafirman; de otro, la rechazan u obstaculizan, que son, primeramente, lo mismo, una oposición, y, segundamente, una negación que tiene solucionada su dialéctica con la primera afirmación y con la que, por tanto, no titubea (*********).
(********) Una percepción que requiere cierta extensión que no tiene consigo; para que lo inmediato pueda ser mediado tiene que pasar por una oposición a sí mismo, invertirse (**********), y afirmar algo ante una negación, para decirlo con una imagen, prepararle el terreno. Lo que se ve muestra lo que hay ante la mirada, la primera oposición que tiene resuelta; pero esconde, en una segunda oposición, lo que tiene debajo y que no muestra; no sólo se le opone, sino que, además de oponérsele, su repetición, pretende ocupar su sitio, negárselo como segunda intención de su afirmación, lo que, por el momento, no ha llegado y está pendiente de madurar.
(*********) Una negación realizada que se repite; el otro no es, se niega, y, si es, vuelve a ser negado.
(**********) Esto es, no sólo experimentar su reverso con indiferencia, como si no le implicase, sino, algo más decisivo, produciendo lo que no tiene y con lo que es continuo.
A partir de la inversión hay un reconocimiento de los opuestos que no había. En la percepción está la no-percepción, se puede alcanzar la no-percepción simplemente abstrayendo la percepción sida; una vez la percepción ha sido, la repito mentalmente sin necesidad de que sea o vuelva a ser.
Los opuestos están, de alguna manera, ahí; sin embargo, no pasan de ser de un modo esencialmente indeterminado. Si algo es, es en relación a lo otro que es, como si estoy ahora aquí y luego estoy ahí; sigo estando en varios sitios. Al igual que si esto es así, puede serlo asá; el opuesto es una diferencia que está en “ser”. Es una diferencia que está implícita, es a priori; que sea así y asá son diferencias de lo mismo, difieren en eso que, antes de que sus diferencias se hayan alcanzado, estaba ahí oculto. Sin embargo, lo especial de la inversión que nos interesa no está en lo diverso que es lo mismo que es, una extensión indiferente y, en lo básico, vacía. Si veo, la expectativa inmediata es seguir viendo. Por el contrario, la cualidad se extiende al romper la expectativa, cuando lo que se espera que venga no viene, y lo que llega, en su lugar, es algo encubierto para lo que no se estaba preparado (***********). No sólo es algo distinto de lo esperado, que sigue apoyándose en una indeterminación y un-ser sin existencia, sino que pretende que el “no-ser” abstracto e inexistente valga lo mismo que el primario y existente; sólo intuye una disposición a ser sin qué sea.
(***********) El des-encubrimiento, por decirlo según la propensión al lenguaje causa del problema, es una actividad compleja a la que se da solución de manera simple. No se desencubre nada que no esté ya cubierto y a lo que se le añade un opuesto, ya sea afirmativo, ya sea negativo. Cubrir, dicho afirmativamente, se mantendría, seguiría cubriendo y siendo de la manera que le es propia; dicho negativamente, anularía el cubrimiento o le añadiría opuestos (************), capas que, sin negarlo, lo obstaculizasen.
(************) El añadido de opuestos puede dificultar eternamente el positivo sin llegar a negarlo, como si se retrasa siempre el pago de una deuda; por mucho que el pago se retrase, la deuda sigue ahí, no cambia lo que es por retrasar el pago.
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