Familiaridad, esfuerzo y reconocimiento

[ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO]

La repetición de un estímulo no da cuenta (*), por sí sola (**), de la familiaridad y la expectativa positiva al mismo (***); no sólo recibo el estímulo, sino que es bienvenido, esto es, su llegada no es dramática y exige menos esfuerzo (****), llega más fácilmente.

El reconocimiento primario y esencial de un estímulo, no a tal o a cual cosa, sino que sea en uno, que se esté preparado para él, como la sensibilidad a la luz o la pena ante la muerte de un ser querido, no tiene como objeto primario el mundo de afuera, sino el de adentro en el que se vuelca y al que el estímulo, por decirlo así, vuelve y, para verlo problemáticamente, se opone a que no sea, está dispuesto a que sea.

(*) Esto es, el número de veces que se produzca un estimulo no es en lo que reside su capacidad de recepción, lo que le es esencial. La cualidad numérica, para decirlo irónicamente, no añade a la cosa más de lo que ya tiene; no añade nada, está vacía.

(**) Lo que significaría que lo que produce no se valora sólo por la huella de su impresión (*****), sino que, una vez ha sido, abre la puerta a valores que no estaban en su causa original; tiene capacidad generativa. La causa se experimenta de manera compleja, tiene más recorrido.

(***) No sólo llega algo que se espera (******), sino que, que haya llegado, renueva su interés y razón de ser.

(****) El conflicto del esfuerzo está en el cansancio, exige más de lo que hay disponible, tiene un coste. Ser sin cansancio, sin dependencia ni coste alguno, es un término vacío, no se acompaña de nada. Dada una disposición a la sensibilidad, la sensibilidad que sea tiene preferencia a no-serlo y (******), por tanto, seguir siendo y repetirse.

(*****) Una huella, en lo decisivo, que mira, a priori, hacia atrás; su camino, se quiera o no, es recorrido. Las impresiones están dadas y somos conscientes de ellas porque, en lo básico, han sido.

(******) El reconocimiento no sería posible sin un sustrato anticipativo y, si quiere verse así, "apriorístico", esto es, con independencia de lo que sea en la experiencia.

(*******) La sensibilidad es en positivo, "siendo". Al ser activa tiene, de alguna manera, su opuesto sido como lo que es lo no-sido (********), su abstracción, una reflexión histórica de otro orden y naturaleza que el sensible.

(********) Si la sensibilidad sigue siendo, se actualiza, "es", es primeramente siendo; segundamente, es no-ser de una manera primeramente inferior y dependiente (*********).

(*********) Hay que observar que el primero y el segundo de los que se habla son términos ordinales en tanto tengan una oposición, de alguna manera, sida y ejecutada, es una vez ha sido. Su mayor interés, empero, está en que su "primeridad" o sustento primordial no deje de ser, sino que siga siendo a pesar de que tenga un opuesto siendo o sido.