"mirar se reemplaza por una variante de sí mismo que no es (*), total y definitivamente, reemplazada; el reemplazo, por tanto, es algo que, para decirlo problemáticamente, se quita"

(*) Mirar implica ver, es una intención de algo que ya es. Se mira algo que está, para decirlo según cierto filosofar, "ante los ojos".

No es una buena costumbre filosofar con expresiones verbales, demasiado cerca del lenguaje y entendiéndose con uno mismo o, lo que es una imposibilidad (**), con los demás (***).

(**) Esto es, ni es ni va a ser.

(***) La extensión del mirar tiene su auténtica extensión, si se me permite quitarme algo decisivo del peso sobrante, en lo que no es mirar sino lo no-mirado (****).

La disposición a mirar espera "ver"; si no hay ver, no hay mirar (*****). Dejemos de hacer preguntas si no hay una intención, de alguna manera, de responderlas.

(****) Esta nota supera en interés a todas las demás, sería un negativo positivo, no según el decir "dialéctico" y tramposo (******), sino según es y, mucho más decisivamente, aunque no lo fuera.

(*****) Lo que no implica que mirar no pueda tener sus propias reglas y, si puedo extenderme en el permiso, su régimen "a priori" (*******).

(******) Me refiero, claro está, a lo que soluciona la doble negación; si, llegado el caso, se afirma al negarse, negar que niega, y, dicho de manera más simple, es lo que alcanza.

(*******) No pido nada con lo que no cuente, esto sería, que ya es. El régimen no aporta absolutamente nada a lo a priori, ya es en ello (********). No sólo dice dos veces lo mismo, sino que, entretanto, dice menos.

(********) Si no fuese así, algo que, en la medida de lo posible, debiéramos recordar, el problema estaría en que la solución disponible se encuentra con una no-solución, una reafirmación de la esencia problemática ante el impulso a dar soluciones.