Tal para cual, primeros primarios
Una de las ideas que más me viene inquietando es si la disposición al movimiento es algo que se alcanza, como ver el vuelo de un pájaro, que se mueve en el cielo, o si es al revés, si el movimiento ya era y se percibe como contraposición compleja (*). El movimiento perceptivo percibiría algo que ya se estaría moviendo y al que la percepción le asignaría valores contrapuestos a otros valores más primarios, que serían cuando algo ya fuese. De ser así, la percepción no sería inmediata sino de manera inversa e indirecta.
(*) Esta contraposición no es doble, no es del tipo dual que siente lo externo internamente. Ese lenguaje dialéctico o, en el mejor de sus casos, terciario es inadecuado (**), no toca la cosa; según llega, se le escapa de las manos. La percepción no cesa jamás en nuestra vida; es, visto así, infinita (***). Si se toma algún descanso, como cuando miro una hoja en blanco, no hay nada que corresponda a "ninguna percepción".
(**) Los términos terciarios eran comunes entre ciertos pensadores escolásticos. No pienso en ellos, sino en Hegel y Peirce. El encadenamiento razonativo, esto es, que encadena proposiciones siguiendo un modelo (****), se pone y encadena con intención de ser primera sin advertirse de su contra-posición, una carga que queda como si no sumase.
(***) La propensión de la psicología a hacerse actual, "vívida" y en primera línea, piensa lo contrario, que ella es lo que, visto en su recorrido, no es. Hay que pasar esta propensión a otro nivel en que lo que no es sea (*****).
(****) Discúlpese la broma. No se encadena sin un modelo de “encadenamiento”. Para hacer uso de términos metafísicos hay que hacer, primero, uso de los físicos.
(*****) Pero no de cualquier manera. No-ser y ser no son igualmente primeros, no-ser está en deuda con el ser.
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