Resultados 1 al 1 de 1

Tema: Un mundo feliz y el mundo como es

  1. #1
    Registrado
    Fecha de ingreso
    15 ene, 07
    Ubicación
    Valdemaqueda. Madrid. España
    Mensajes
    3,346

    Predeterminado Un mundo feliz y el mundo como es

    Hace años tuve continuas discusiones acerca de la clasificación de las denominadas emociones básicas, amor y odio. Dicho en otras palabras, unas son positivas, las otras negativas; unas causan alegría, las otras, pena.

    Por aquél entonces, había mostrado mucho interés por la obra de Spinoza “Ética”, en la que se defendía una concepción del hombre, el conocimiento y el mundo incomparablemente más compleja de las concepciones de su época. Algunos de sus planteamientos siguen resultando sorprendentes.

    No es extraño, de manera ninguna, que cuando se prestó atención a la obra, el influjo de Spinoza fuese sorprendentemente profundo. Como dijera Hegel alguna vez, “hacer filosofía es hacer, de alguna manera, spinozismo”.

    Una de las frases más célebres del libro decía así, “el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas”. Se me ocurrían muchas contradicciones de semejante tesis, pero captaba su importancia en términos del conocimiento y su dependencia del mundo.

    En su estudio de los afectos, uno de los grandes méritos de la "Ética", Spinoza ponía el amor, y al otro lado, el odio. No era un amor como el que se siente por los seres queridos, ni un odio como que se siente hacia el que nos quiere mal; son afectos primarios que están en todo lo que es.

    Entonces, yo me preguntaba si no pudiera ser que el odio no fuese el amor del otro lado, que no fuese simétrico, sino que tuviese su propio espectro. Spinoza no se preguntaba por el cerebro (*), ni por figuras lógicas llenas de artificio como las que, para bien o para mal, trajese Hegel; se preguntaba si en el orden de cosas no había una regla por la que las cosas se cumplían a pesar de que, llegado el caso, no se cumpliesen; si, dicho de otra manera, que no se cumpliesen no afectaba a la regla de cumplimiento de la sustancia.

    Por mi parte, sabía que mediante técnicas extremadamente sofisticadas habían comprobado que la actividad “emocional positiva” tenía un efecto distinto del de la actividad “emocional negativa”. Sentir positivo no exigía un sentir negativo al que contraponerse, no eran lo mismo. De haber una gradación para los afectos, una de las tesis más radicales de la concepción spinozista, habría una inclinación al bien y al amor, no en sentido psicológico-subjetivo, sino como sustrato afectivo del mundo. El odio podría, también, ser, y el mal tiene su lugar en el mundo; cualquiera que fuera el caso, lo uno no impide lo otro, esto es, en un sentido, quedan abiertos como posibilidad (**).

    Uno de los principales defectos que intuía en los métodos de la neurociencia era que con su concepción del cerebro caían en un exceso subjetivo. Pretendían arreglar el mundo poniendo la deficiencia en el cerebro particular, lo que le faltase. Si uno no siente bien (***), o si no se siente bien, hagamos que sienta bien, o se sienta bien; hagamos, no un mundo mejor, sino un mundo feliz, más al gusto, aunque el mundo sea de otra manera, menos cándida y empalagosa, tal cual es.

    (*) Hay, de hecho, una obra de cierto interés de un importante neurocientífico, Antonio Damasio, con el título “En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos”, en que se compara la reflexión de Spinoza con algunos de los hallazgos realizados en la ciencia del cerebro. Spinoza sale más que bien parado (***).

    (**) En la filosofía de Spinoza, esta posibilidad no determinada de una vez y para siempre, estaba en la conciencia del hombre; lo estaba más aún, si era planteada como dilema de la conciencia, esto es, si la conciencia resolvía el dilema. Según Spinoza, y a pesar de seguir la frialdad que exige supeditar el corazón al rigor de una demostración según el método geométrico, el dilema tenía solución.

    (***) La concepción de Spinoza era filosóficamente ambiciosa, como toda gran filosofía. Una ética a la medida de cada uno o del momento histórico no sería más que una moral destinada a pasar, a verse sobrepasada.

    Sentirse bien es algo conveniente y recomendable. No hace falta ninguna filosofía para eso, ni la filosofía está para semejantes problemas.

    El bien de cada uno es un "bien", estaría bueno que me opusiese a eso. Ahora que si el Bien está en su correspondencia con el sentido, en que uno cuadre con el otro, en una "estética", en un criterio sensible, la ética bajaría un peldaño, y se podría alcanzar tan fácilmente como ingiriendo una pastilla o yendo de compras, un modelo ético fácilmente reconocible.

    (****) En otra obra de Damasio, “El error de Descartes. La emoción, la razón y el cerebro humano”, el filósofo en cuestión no salía bien.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 23/02/2018 a las 11:33

Temas similares

  1. ¿Quién soy yo y cómo habito en el mundo?
    Por RocoLoco en el foro Filosofia
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 25/04/2017, 19:23
  2. Respuestas: 35
    Último mensaje: 12/03/2012, 16:28
  3. 1984 y un mundo feliz
    Por Gise en el foro Café Literario
    Respuestas: 3
    Último mensaje: 15/08/2006, 15:31
  4. MUJERES DEL MUNDO FELIZ DIA!
    Por Cevastyan en el foro Foro Femenino
    Respuestas: 4
    Último mensaje: 08/03/2004, 17:24
  5. Resumen "*UN MUNDO FELIZ*"d huxley
    Por desesperada en el foro Café Literario
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 24/04/2001, 21:11

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •