Juan Huss fue de los primeros en denunciar abiertamente la corrupción de la alta jerarquía católica, y en calificar al Papa como "la encarnación" del Anticristo. Predicaba el arrepentimiento de los pecados y la salvación solo por la fe en Jesucristo; Proponía volver a la pureza de los primeros años del cristianismo. Su postura lo llevó a ser condenado a morir en la hoguera. Mientras era consumido por el fuego, Huss cantó alegremente un himno que sobrepasó el crujir de las llamas. Sus últimas palabras antes de ser quemado fueron: "Por ese Evangelio estoy yo aquí, y estoy aquí con valor y alegría, listo para sufrir esta muerte. Lo que enseñé con mi boca, ahora lo sellaré con mi sangre". En una época como la nuestra en la que la vida cristiana se ha banalizado es necesario recordar hoy que muchos cristianos que fueron antes de nosotros literalmente dieron su vida por seguir al Señor.
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