Simplemente es así, se dijo en forma silenciosa, mientras miraba el azogue, que le devolvía su cara fresca de mujer joven.
Ambos, en la fiesta de fin de año de la oficina. Brindando todos por el éxito de la Empresa, las copas de champaña de él y ella tintinearon con el brindis. Quizás nunca antes se habían mirado así. Ella con una semisonrisa él con una mirada pícara.
No te he visto antes, dijo él; ella simulando contestó, Yo tampoco te había visto.
Ella sabía, que él si la había visto varias veces, en el salón de conferencias, cuando los ejecutivos de cuentas se reunían. El había entrado casi al último y balbuceando una disculpa por el retraso en llegar. Ella en ese instante lo miró, él también.
Las miradas se cruzaron por un instante y de ahí en más, siempre se buscaron en encuentros fortuitos en los pasillos de las oficinas del edificio.
Ambos, entonces al chocar las copas, estaban mintiendo...Ninguno sabía, hasta donde llegarían.
Sabían eso si, que no podrían resistir la atracción, que en ese instantes sintieron.
Y ambos sonrieron.
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