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Tema: La maleta roja

  1. #31
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Hay dos cosas que no entiendo. La primera es que unas veces puedo copiar desde Word lo escrito sin problemas, y otras veces haciendo exactamente lo mismo, me sale cargado de la palabra SIZE. obviando las separaciones, por lo que se hace casi inteligible.
    La segunda es que no me da la opción a borrarlo, y subirlo de nuevo. Allí donde pone EDITAR MENSAJE, también pone BORRAR, pero no me deja hacerlo.
    Me pregunto si nadie puede subsanarlo.
    En fin...he leído en otro hilo que este Foro está perdiendo lectores, y la verdad es que con tantos fallos y sin nadie que lo remedie no me extraña.

  2. #32
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    Predeterminado Re: La maleta roja




    QUERIDA AMIGA:

    Los intringulís de las cosas, o lo que sea, de los aparatejos electrónicos, de repente nos ponen del "" tomate"""

    Nos sucede a muchos que no logramos dilucidar sus misterios....

    Sin embargo....buscamos otras alternativas...y allí en ese ámbito de""" otras"""SIEMPRE HAY UNA SOLUCION...

    TE mando cariñossssss....besitos y muy buenas ondas...saludos al maridito Woody.

  3. #33
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Querida amiga desde liego que suceden cosas raras con la informática. Desde ayer que no me deja entrar en FB. Sé que tengo mensajes para leer, pero no me deja abrirlos. Sale esa ruedecita que no para de dar vueltas. Quizás es que mi PC ya está caduco, saturado, vaya en una palabra, VIEJO
    Veremos si hoy tengo más suerte.

  4. #34
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Todos los que aceptaron aquel reto, tenían motivos muy poderosos, que no excluían para nada los miedos normales ante una situación tan anómala, como aquella. Nadie habló de casamientos. Simplemente se irían a vivir juntos. Con el tiempo ya decidirían qué hacer. Más o menos empezaban de la misma manera, pero probablemente con miras a otra conducta, cosa que ellos dos ya habían descartado de común acuerdo.

    Cuando Pedro entró en la otra habitación, se quitó la ropa quedándose en ropa interior y se tumbó sobre el colchón. Puso los brazos bajo su nuca y con la mirada perdida en el techo, intentó no pensar en nada. Pero fue imposible. Por unos momentos analizó sus emociones. Se sentía realizado, como nunca se había sentido. Sabía que estaba ayudando a una persona, y eso le producía placer y confianza en sí mismo.

    En un rincón de la estancia estaba su maleta roja. Como no había muebles, no la había vaciado. Sólo en el pequeño lavabo había dejado los utensilios de aseo. Comparó su pequeña maleta con las dos que trajo Araceli. Claro que eran dos personas. Intuyó que aquella bolsa azul celeste, eran las pertenencias del chiquillo.

    Tenía que dormir, mañana también sería un día ajetreado. Tiempo tendrían para arreglar las cosas.
    Con este pensamiento calmó su mente y se dispuso a dormir.
    Le pareció oír un ruido extraño. Por unos momentos se quedó a la escucha. Recapacitó, seguro que era el niño que lloriqueaba y su madre trataba de calmarlo. Como en sueños oyó la voz de Araceli, y el susurro de una melodía. Luego el silencio de la noche lo invadió todo.
    Nunca antes de ahora se había dormido con esa sensación de beatitud, de confort. Cerró los ojos saboreando el momento.

    Le despertó un ruido que enseguida dedujo provenía de la cocina. Claro, el niño tenía que desayunar a unas horas establecidas. Salió del dormitorio y enseguida pudo ver a Araceli que intentaba encontrar utensilios en los armarios, que estaban vacíos.
    .- Lo siento - dijo en un tono apesadumbrado- No pensé que necesitarías lo cacharros de la cocina tan temprano.

    - No hay problema. Voy a la plaza y allí desayunaremos los dos.

    .- Sí, creo que hoy es lo mejor que podemos hacer. Yo también iré salgo dentro de nada, te paso a re*****, tomaré alguna cosa y luego volveremos aquí y entre los dos haremos una lista de lo más necesario, seguro que tú tendrás más idea que yo.

    Los vio cómo iban los dos, camino del bar donde se celebraron las comidas de bienvenida. En realidad no había otro en todo el pueblo.

    Aún no había tenido tiempo de asearse. El baño era pequeñísimo, un plato de ducha, que aún no tenía ni una cortina para evitar las salpicaduras, Otra cosa que deberían comprar. Por lo menos la barra ya estaba colocada. El váter quedaba arrinconado en la pared junto al lavabo, todo esto en muy pocos metros. Araceli aún no había dejado nada allí dentro, pero seguro que necesitaría un estante para sus utensilios personales. Otra cosa para añadir a la lista. Lo anotó en un papel.
    Cuando entró en el baño, se sorprendió al mirarse en el espejo. La imagen que le devolvía, casi asustaba. La barba sin cuidar le daba un aspecto feroz. Quizás fuera éste el motivo por el que el niño, cuando le miraba bajaba los ojos inevitablemente.
    Al llegar al bar se encontró con la agradable sorpresa de ver allí al matrimonio que le acogió en su casa, estaban hablando con Araceli que les estaba explicando el motivo por el que se encontraba allí.
    En aquellos momentos el matrimonio le ofrecía llevarlos en su tractor, para que pudieran comprar lo más imprescindible. Además de poder decidir el tipo de camas que iban a necesitar.
    Le aseguraron que no era ninguna molestia, al contrario, para ellos era una ocupación que les ayudaba a olvidarse de lo solos que se encontraban.

    Al mediodía ya estaban de vuelta. Compraron lo necesario para la cocina, y se lo habían traído ellos mismos. Lo demás les sería enviado en cuanto lo tuvieran disponible, para no hacer demasiados viajes. Comentaron que desde que el pueblo colindante estaba habitado, sus negocios habían prosperado de manera increíble. Todos parecían estar contentos.
    El matrimonio mayor cuyos nombres eran Fulgencio y Ramona, se desvivían por ofrecerles cualquier tipo de ayudas, y sobre todo con Araceli, le estuvo aconsejando sabiamente. Nada de cocinar en el suelo de la chimenea, esto sólo lo tenían que hacer en pleno invierno, que les serviría para calentar la casa. Ahora con un pequeño fogón, y una bombona de butano, podrían cocinar al momento lo que necesitaran.
    Aprovecharon que estaban de compras para solicitar el gas. Les aconsejaron que hicieran el contrato para dos envases, y no encontrarse en el momento más necesario, que no tenían combustible. El pago para Pedro fue algo que le dejó atónito. Los comerciantes por el mero hecho de ser del pueblo donde se habían reunido para formar nuevas parejas, vendían a plazos, eso era como tener un talismán que abriera todas las puertas.

    Pedro vio cómo Araceli y Ramona, hablaban animadamente, y él y Fulgencio casi se vieron obligados a hacerlo también. La charla no fue inútil, al contrario, Pedro tomó buena nota de sus consejos, que fueron todos dirigidos a cómo debería planear el cultivo del huerto. Supo que en pleno verano poca cosa podrían hacer, pero le instruyó para plantar a fines de invierno, vegetales que podrían re***** en primavera. A partir de ese momento, todo les sería más fácil. Insistió en que en cuanto tuvieran un poco de tiempo, se pasaran por su casa, a ellos les sobraba mucho de lo que habían recogido tiempo atrás. Luego añadió que lo hacía pensando en el niño. Y le preguntó si estaba preparado para hacer de padre.

    .- La verdad es que no. Pero no creo que esto llegue a ser un problema. Del niño se cuidará su madre.

    .- Bueno, en algún momento no te quepa duda, que a ti también te tocará hacerlo. Con el tiempo me darás la razón. Si estas mujeres ya han terminado, podremos ir a casa. Tenéis mucho trabajo por delante.

    Pedro asintió con la cabeza, hubiera querido añadir alguna cosa más personal, pero comprendió que no era demasiado oportuno explicarle, que el contrato con Araceli, se basaba en conseguir una vivienda. Lo demás no tenía demasiada importancia.

    Fulgencio y Ramona les ayudaron a meter dentro de la casa, todo lo que habían comprado, que abultaba bastante. Gracias al tractor pudieron hacer el transporte cómodamente.

    Parecía que era la primera vez que tomaban contacto con la casa.

    .- Bueno a partir de este momento, podría decirse que es el punto de partida. ¿No crees Pedro?


    .- Sí. Hoy todos los que optamos por quedarnos en este lugar, hemos de empezar a plantearnos cómo viviremos de ahora en adelante. Pondremos los cacharros de cocina en estos armarios, tuve la precaución de limpiarlos por dentro, y darles un repaso de pintura.

    .- Por cierto, ¿cómo se llama tu hijo?

    .- Rubén. El pobre parece asustado, creo que han sido demasiados cambios en pocas horas. Ha sido salir del lugar donde lo tutelaban junto con otros niños, a encontrarse a solas con una madre casi desconocida. Yo sólo lo podía ver una vez por semana. A veces se resistía a venir a mis brazos, ese fue el motivo por el que decidí a*****me a esta idea, de formar familias. Por nada del mundo quería que lo asignaran a otro matrimonio, con la posibilidad de adopción, al menor abandono por mi parte. Quiero que entiendas esto Pedro, no soy una mujer que ando buscando un amor en mi vida. Necesito un padre aunque sea ficticio, para que mi hijo se acostumbre a la convivencia de una pareja. Me avisaron que en cualquier momento se pueden presentar aquí, para asegurarse que el niño está bien cuidado. De lo contrario se lo volverán a llevar. Cuando se presenten aquí, que lo harán sin previo aviso me gustaría que tuvieran una buena impresión.
    Pedro advirtió que mientras hablaba, su voz era cada vez menos segura, que casi estaba a punto de romper en llanto.
    .- No sé, si sabré hacer de madre. Esta noche el niño se ha despertado asustado. No sabía qué hacer. Me vino a la memoria una nana que me cantaba mi madre, y ha ido bien, se ha vuelto a dormir enseguida. Temía que te despertara, al fin y al cabo, tú, no tienes por qué pasar por esto.
    .- Por mí, no debes preocuparte. Haz lo que creas conveniente.
    Cambió el tono para añadir

  5. #35
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    .- Me parece que por este lado ya hemos solucionado todo lo referente a la cocina. Tendríamos que asegurarnos que sin nevera podemos pasar. De lo contrario será otro gasto a añadir a las compras. De alguna manera tenemos un límite.

    .- Yo de momento he encontrado una solución para cooperar un poco en la parte económica. Ramona me ha dicho que le iría bien tener a alguien que le ayudara en las tareas de la casa. Y lo primero en que ha insistido es que debo aceptar el salario que me ofrece, porque de lo contrario, no quiere mi ayuda.
    .- Son buena gente. Lo más lógico hubiera sido, que no se les cobrara nada, al fin y al cabo, ellos nos aceptaron en su hogar, como uno más de la familia.
    .- Lo sé, imagino que este ha sido el motivo por el que enseguida ha dejado claro, que debía aceptar su dinero.

    Pedro miraba la comida que tenía delante. Hacía años que no veía nada semejante. En los comedores sociales, el plato ya estaba listo, y no se tenía que preocupar de nada más que comérselo incluso rebañando el plato, ya que era la única comida caliente que tomaba durante todo el día a parte del desayuno. No pudo evitar un escalofrío el recordar aquellos días. Eso le dio ánimos para proseguir.

    .- Ya verás cómo saldremos adelante. Tú conseguirás ser la madre que siempre quisiste ser antes que lo tomaran en acogida, el niño se adaptará a ti, en cuanto te vea seguido a su lado. Y todo lo demás irá sobre ruedas. Salgamos a ver lo que será a partir de ahora nuestra futura despensa. Me ha dicho Fulgencio, que no estaría de más, remover la tierra, aunque de momento no plantemos nada. Me ha informado de las cosas que en este lugar crecen bien. Sé, que en invierno casi no nieva, pero hiela casi todas las noches de pleno invierno. O sea que ya empezaremos a almacenar leña, para entonces. También que debo proteger las tuberías del agua, porque de lo contrario se pueden llegar a romper.

    Mira, he comprado una libreta para anotar los gastos, de esta manera siempre sabremos si vamos sobrados de dinero, o hemos estirado más el brazo que la manga. Si fuera de esta manera, lo pasaríamos mal. Tenemos una cantidad que no podemos sobrepasar. ¿Eres buena administradora? – Le preguntó-


    .- Creo que no. Pero no te preocupes porque de ahora en adelante, sólo pensando en Rubén, haré lo imposible para que no nos llegue a faltar dinero. Por eso creo que la ayuda de Ramona, será exclusivamente para el niño. Tú no debes cargar con ese gasto.

    Pedro como en la mayoría de las ocasiones no encontró palabras, para rebatirle la decisión. La dejó en la habitación arreglando un poco la cama. Se sintió aliviado al pensar que en pocos días ya tendrían una cama de verdad, no un colchón tirado en el suelo. Abrió la puerta de la casa, era excesivamente pesada, lo que era un poco aparatoso en el momento de tirar de ella, aunque reconocía que les daba mucha seguridad. Claro que no habría ladrones, allí había dejado la maleta roja junto a la pared, sin pensar ni un momento en que nadie se la iba a quitar. Ya le era familiar el chirrido de los goznes al abrirse la puerta. Lo que vio en el dintel, le dejó sin palabras.
    .- ¡Toma! – fue un grito de alegría.
    El can se puso sobre las patas traseras, para apoyarse en su pecho. “Toma”, “Toma” era lo único que salía de su garganta.
    No podía creer lo que estaba viendo. Lo había dado per perdido.
    Araceli, al oír hablar a Pedro salió apresurada pensando que la llamaba.
    Se quedó sin habla ante la imagen que tenía delante.
    Pedro, ese hombre taciturno y de aspecto feroz, debido a la densa barba, se deshacía en mimos y palabras con el perro, Aunque lo que más le llamó la atención, no fueron sus palabras, sino el tono en que las pronunciaba.
    Tardó un poco en hacer notar su presencia. Tras un momento se decidió a hablar.

    .- Creí que te ocurría algún percance – dijo tratando que su voz no delatara la emoción que sentía, al descubrir a un hombre con sentimientos. Veo que os conocéis

    .- Fue mi compañero en cuanto llegue de la gran ciudad. Hizo que no me sintiera completamente solo. Compartimos la comida y el duro suelo bajo los árboles, la primera noche que llegué. Nunca olvidaré el calor que me proporcionó su cuerpo junto al mío. Le perdí de vista el primer día cuando comíamos en la plaza y supuse que me había abandonado.

    .- Bueno, pues figúrate que ya formamos casi una familia al completo. Tenemos niño y mascota, mucho más que las demás parejas.
    Lo que pasó luego a los dos les conmovió. Rubén que hasta aquel momento parecía no existir, se acercó al can mirándolo fijamente. Toma, también inspeccionó a aquel ser de poca altura, le olisqueó los pies descalzos, cosa, que desató una alegre risa en el chiquillo.

    .- Pedro, es la primera vez en una semana, que lo veo reír. Llegué a creer, que desconocía este aspecto tan natural de los niños. Me sentí culpable, ya que pensaba que era la causa de su tristeza. ¿Se llama Toma?

    .- Sí, no se me ocurrió otro mejor. Debe estar muerto de hambre. Le voy a dar un poco de pan.

  6. #36
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Querida tutifrutti...Leo la historia de estos dos seres que ""perdidos"" en la vida, han encontrado esta"""isla ""de tranquilidad ...paz y bienestar...

    Se ha agregado, el pequeño ser, que desde ahora formará el trío ( por ahora, más adelante ya veremos...) La historia es muy bella, llena de detalles de la vida. Sentimientos, pensamientos y acciones de estos seres que se han visto entremezclados en una situación de terrible desesperanza...hasta llegar a lo contrario...una de fe y llena de esperanzas a futuro...

    Tu relato, me parece, en cuanto al arte, una pintura de Brueguel.

    Leerla, es """ver """todos los detalles, de la vida misma...En una historia, que tiene todos los aditamentos, de los seres humanos.

    FELICITACIONES...querida amiga...un relato hermoso y con los contenidos del ser...algo no fácil de describir.

    Saludos y cariñossssss saluditos a Woody.

  7. #37
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Te seguimos leyendo...para saber...

    ¿ Qué pasará, con la pareja y el niño?

    ¿ Cómo armonizarán la vida ...entre los tres?

    ¿ Podrán ambos tener ese "" no se qué"" que nace a veces en la pareja ?

    UYUYYYY Cuantas preguntas...mi querida amiga....

    Cariñossssssssss



  8. #38
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Querida Caracola, desde luego que sabes cómo animar...después de leer tus palabras se levantan los ánimos de esta PSEUDOESCRITORA. De vez en cuando se necesitan esos momentos, pues levantan la moral. Que hay días que está por los suelos.
    Gracias por leer y comentar. Un abrazo.

  9. #39
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    .- Espera, deja que se lo de Rubén. Eso hará que se cree un lazo entre ellos. Dicen que es bueno que los niños traten a sus mascotas. Ya ves, tendremos algo que compartir. – Repitió-

    Toma había cambiado en un momento el ambiente reinante en aquella casa. Rubén se sentó en el suelo, y el perro se puso a su lado, apoyó el hocico en las piernas del niño, y se dejó acariciar.
    Araceli y Pedro los miraban atentamente.
    .- Sería buena idea, lavarlo, ¿no crees?
    .- Sí desde luego. En el patio hay un lavadero, será su bañera.

    El baño de Toma se convirtió para los tres en algo fuera de serie. Lo difícil fue secarlo. No hubo manera de tenerlo quieto, todo su afán era revolcarse por el suelo, tras haberse sacudido el agua de su cuerpo.

    Rubén no se perdió ni un solo momento de aquel juego tan divertido. Se rio contento cuando Toma se escabullía de la toalla que Araceli y Pedro intentaban echarle por encima.
    = = = = = = = = = = =

    Tardaron cuatro semanas en tenerlo todo a punto. Los muebles que habían comprado eran los más económicos que encontraron, pero la casa ya tenía un aspecto de hogar. Ya no dormían en el suelo, y las comidas se hacían en el recién comprado fogón. Se pintaron las paredes de las dos habitaciones. Araceli, dijo que un azul claro, le daría más luz. Y en la que dormía él, tan solo le dio una capa de yeso blanco.

    Por la mañana temprano, Pedro se iba y formaba parte del grupo que estaba arreglando las demás casas. Iba a menudo a ver a Fulgencio y Ramona, hablaban de todo un poco. Aquel matrimonio era prudente, y nunca se atrevió a hacer preguntas sobre su relación. Era obvio, que entre la pareja, no existía ningún vínculo. No se escondían cuando aseguraban que habían firmado un contrato indefinido, y que si uno de los dos no había encontrado lo que buscaba, rompían aquel compromiso.

    Ramona como mujer, se las ingenió para hablar más profundamente de aquella relación, con Araceli. Tal como habían acordado, ella iba para ayudarla en las tareas de la casa. Era cuestión de tiempo, que ellas dos se entendieran a la perfección. Fue sonsacándole de manera amable, cómo llegó a tener un hijo. Aquel día el trabajo de la casa se quedó sin hacer, porque las dos mujeres ante una taza de café con leche caliente, la joven le abrió su corazón. La condición humana pudo más que todas las ideas preconcebidas que ella se había planteado de mantener un silencio prolongado.

    Era su cruz. Le dijo sin ocultar cuánto le afectaba.
    Había ido a una fiesta con un grupo. El baile, los gritos, el manoseo de la mayoría de los chicos allí presentes, era algo habitual. No podía decir quien de aquellos chicos tan elocuentes y descarados, podía ser el padre. Sin duda habían puesto alguna sustancia en su bebida, porque no recordaba nada en absoluto. Su ropa rasgada le decía lo que había sucedido. No pudo hacer una denuncia, ya que desconocía los nombres. Todo lo que sucedió en aquella alocada fiesta, era un verdadero caos.


  10. #40
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    Predeterminado Re: La maleta roja

    Darse cuenta de las consecuencias, de aquel desenfreno, fue su peor mal trago de su vida. No quería volver con su familia con la cabeza gacha. Saldría adelante como fuera. Si hubiera advertido antes que estaba embarazada, quizás hubiera abortado, pero tan adelantada la gestación, tuvo miedo. Miedo porque no disponía de dinero para pagarse un viaje, para ir fuera del país. Son cosas que si se toma la decisión con tiempo, se pueden solucionar, pero en su caso, ya no era aconsejable. Pensaba que con lo que ganaba, sería suficiente. Pero a partir del momento en que se notó el embarazo, tuvo problemas para que la contrataran, ella estaba dispuesta a aceptar cualquier trabajo.

    Al llegar aquí Araceli, se quedó unos momentos callada.

    .- Lo demás Ramona, ya lo puede suponer. El niño nació en la maternidad gratuita, pero me lo arrebataron debido a estar desempleada y lo ingresaron en la casa de acogida. Podía ir a verlo una vez por semana. Salí de aquel edificio como si me hubieran dado un mazazo. Me indicaron que habían tenido en consideración mi situación, y me dejaron permanecer casi un mes, para que pudiera alimentarlo. Pero después el niño se quedaría allí hasta que pudiera demostrar que podía mantenerlo.

    .- ¿Tú crees que tu familia no te hubiera ayudado?.- Es posible que sí, pero yo tenía muchas ansias por dejar mi casa. Han sido unos meses terribles, siempre iba a ser al niño pensando que ya lo habrían dejado con unos padres de acogida. Yo no quería volver con mi gente completamente derrotada. Fue una de las celadoras de la Institución, la que me habló de este pueblo, que pedían gente para repoblarlo y resucitarlo. Me pareció lo mejor. Y la verdad es que no me arrepiento. La vida con Pedro es llevadera. Los dos nos necesitamos mutuamente. Creo que funcionará la convivencia.

    .- Os falta lo que sería normal en una pareja. Pero claro, si tenéis pensado dejar dentro de un tiempo el lugar, cuando menos atados estéis entre vosotros mucho mejor. Muchacha –acabó diciendo Ramona- Hoy ha sido un día especial para las dos. Te darás cuenta que es bueno aligerar el alma de todo aquello que nos tiene atrapados. Esta charla, habrá sido para ti, como una liberación. Pero me parece que sería conveniente, que Pedro también estuviera al corriente.
    Araceli abrió los ojos como platos.
    .- No, me sentiría muy mal, si el supiera cómo sucedió todo.

    .- Seguro que él, te habrá contado cosas de su vida.

    .- Muy pocas. Es muy reservado.
    .- Lo sé, pero deberías tenerlo al corriente de lo sucedido. Saber las cosas con certeza va bien, de lo contrario, uno se puede formar unas opiniones completamente equivocadas. Él puede pensar de ti, que te vas con el primero que se cruza en tu vida. Y no ha sido así. Insisto en que debería saber la verdad.
    Araceli, no contestó, pero negaba con la cabeza.
    .- Bueno, esta es mi opinión. Una opinión de persona mayor, que lleva muchos años casada, y que ve las cosas muy distintas a la juventud de hoy en día.

    .- Gracias Ramona, de verdad que valoro mucho sus palabras. Quizás un día me pille el cuerpo con ganas de hacer confesiones y se lo diga.

    Se despidieron, y Araceli emprendió el camino hacia su casa. Iba con el niño cogido de su mano. Nada más salir de la casa, vieron a Toma que les estaba esperando. Rubén se deshizo de su madre para correr en busca del perro. Tuvo que reconocer que el niño había hecho un cambio desde que llegara el can a su casa. Se había acostumbrado a ella, antes parecía tenerle miedo, en realidad Araceli, no se lo podía reprochar, al fin y al cabo, apenas le veía una hora a la semana. Todo estaba tomando el cauce normal de las cosas.

    Era tarde porque ya empezaba a oscurecer. Luego pensó con cierta tristeza, que el verano tocaba a su fin. Vendrían días de frío y de poco sol. Y pensó en la ropa que tenía para abrigarse en cuanto iniciaran una bajada las temperaturas. Ella, tenía poca cosa, pero el niño, no tenía nada en absoluto. La bolsa que le habían dado en la casa de acogida sólo tenía ropa de verano. Pero ahora tampoco le serviría, había crecido en estos meses. No podía cargar este gasto a Pedro, y mientras llegaba a su casa pensaba qué aptitudes tenía para conseguir un trabajo. Pero esto de momento era impensable, ya que no tendría con quien dejar a Rubén.


    La casa estaba oscura por completo, lo cual indicaba que Pedro no había llegado. Todo el grupo de hombres estaban en el pueblo contiguo haciendo reparaciones de todo tipo. Lo hacían casi contra reloj, antes que llegaran los primeros fríos, a partir de entonces se habría terminado la tarea diaria al aire libre. Quedarían pendientes los trabajos de operarios especializados en fontanería y electricidad. Pedro no estaba preparado para este tipo de labores.

    Él se había ofrecido para recolectar fruta, y estaba pendiente de si lo aceptaban. Deseó que así fuera, porque siempre sería un desahogo, aunque ella se hubiera hecho a la idea, de que de aquel dinero no le correspondía nada. Ellos dos debían salir adelante con lo que les habían estipulado al firmar el contrato. Los trabajos para rehacer los pueblos, eran para su manutención, pero si Pedro decidía ir a re***** fruta, sabía que no podía contar con aquello.

    Por la noche mientras cenaban, Pedro preguntó si había llegado algún correo, ya que estaba pendiente de la respuesta del capataz de los campos fruteros. No hablaron demasiado, tampoco era algo fuera de lo común. Araceli ya había aprendido su manera de actuar. Era un hombre muy callado. Sólo dejaba ver sus sentimientos cuando estaba con Toma.

    A ella le hubiera gustado que ese tono tan cariñoso, lo usara con Rubén. Luego de tener ese pensamiento se recriminaba por haberlo tenido. Al fin y al cabo Ramona tuvo razón cuando le dijo, que Pedro podría pensar que ella se acostaba con el primero que aparecía en su vida.

    Muchas noches en su dormitorio, estaba atenta a los ruidos que se escuchaban, tardó en darse cuenta, que en la mayoría de los casos eran debidos, a que se enfriaban los materiales con que estaba construida la casa, sobre todo los tejados recién arreglados. La primera vez que los oyó, se puso en guardia, esperando ver aparecer en el dintel de la puerta a Pedro, dispuesto a llevar a cabo sus instintos. Porque si de una cosa estaba segura, era que no le resultaba indiferente. A veces lo que no decía con palabras, se escapaba en su mirada. Tan solo duraba unos segundos, pero Araceli, se daba cuenta. Al fin y al cabo, en más de una ocasión ella a solas en la casa, se había hecho esta pregunta. ¿Necesitaba a Pedro en su vida diaria? Mejor expresado, ¿lo necesitaba en sus noches? No lo sabía. De una cosa estaba segura, en otras circunstancias, quizás sí. Pero el miedo a un desengaño era superior a todo lo demás.


    Hoy al hablar con Ramona, se dijo a sí misma que en cuanto tuviera una ocasión le explicaría toda su historia. Necesitaba que Pedro no la juzgara demasiado mal. Y si era cierto que este detalle le robaba horas de descanso, ¿era debido a algo en especial? O simplemente era un cuerpo que como los demás, quería recibir algo que la hiciera vibrar. Este era su gran dilema. No estaba segura de nada, y por lo tanto temía equivocarse. Una vez ya lo hizo, al querer conquistar el mundo lejos de los suyos. Otra equivocación a estas alturas, supondría un fracaso demasiado importante.

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