La Biblia menciona dos tipos de creaciones: la creación material, que es la vieja creación, y la creación espiritual, que es la nueva creación.
La creación del Génesis es la vieja creación, de la cual Jehová es el demiurgo creador, el cual alentó el hombre Adán con su soplo, como lo vimos en Génesis 2:7 … Y formó Jehová el hombre del polvo de la tierra y sopló sobre sus narices el soplo da vida y el hombre fue hecho alma viviente.
La creación del Evangelio de Juan es la nueva creación, de la cual Jesús es el autor, como él dijo a Nicodemo en Juan 3:3-9 … De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios. ¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? preguntó Nicodemo ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios, respondió Jesús. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
Nicodemo, así como todos los judíos de su época, admitió conocer solo la vieja creación, y por eso confesó su ignorancia diciendo a Jesús: ¿Cómo es posible que esto suceda? (Juan 3:9)
Es interesante observar que en la nueva creación, Jesús sopló el Espíritu Santo sobre sus discípulos antes de la formación de la Iglesia, como leemos en Juan 20:22 … Habiendo dicho esto, Jesús sopló sobre sus discípulos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo.
Si Jesús y Jehová fueran la misma persona, Jesús non precisaría soplar un otro soplo sobre sus discípulos, ya que como hombres naturales, ellos ya tenían el soplo terreno de la vida física que se les ha dado por Jehová.
Jehová sopló el soplo de la vida humana sobre el primero hombre (Adán), el cual pasó a tener la vida física. Por su vez, Jesús sopló el soplo del Espíritu Santo sobre sus discípulos y ellos pasaran a tener potencialmente la vida espiritual, la cual vino a manifestarse después, en el día de Pentecostés.
El soplo de Jesús transformó aquellos hombres incrédulos e ignorantes en apóstoles osados y capacitados para levar el Evangelio del Maestro a todo el mundo, después de la experiencia en Pentecostés. Aquel "viento impetuoso" mencionado en Hebreos 2:2 fue como un aliento que confirmó el soplo que Jesús dio antes sobre ellos como relatado en Juan 20:22.
http://www.iabr.oswnet.com/vieja_y_nueva_creacion.pdf
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