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Tema: Propiedad del sí-mismo

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    Predeterminado Propiedad del sí-mismo

    Se trata de elevar el “sí-mismo” a un nivel de reflexión en que su dialéctica no se resuelva entre opuestos inmediatos (*); que lo inmediato no sea víctima de la falta de disposición a la mediación de la sensibilidad (**). Sí-mismo es una figura de la reflexión que hace innecesario el resto, se re-pliega, rechaza lo otro y vuelve hacia él. Visto así, es un modo de oráculo. A la de enfrentarlo a cuestiones problemáticas, no dice nada concreto.

    La cuestión está en que el soporte del reconocimiento propio, de uno, no se puede comparar con el del otro. No crecen de la misma raíz. Su semejanza depende de un aspecto que no toca lo esencial.

    (*) Uno no se distingue del otro de la misma manera que la silla se distingue de la mesa. La silla y la mesa son fácilmente distinguibles con una sencilla abstracción. Lo que distingue a uno del otro no se abstrae como abstraigo “la madera” o “los muebles de cocina”. El uno y el otro requieren reflexión sobre la especialidad de la que dependen. Su dependencia no es directa, no se llega a ella siguiendo su disposición, yendo de su mano sin soltarse; su primer empuje no se muestra de una vez, siguiendo el modelo de lo inmediato (***). Su primer paso no está al alcance de la inmediatez; es un primero de otro tipo, no sólo inverso al segundo, sino que sigue un enlace más profundo del que su figura invertida no da cuenta (****).

    (**) La sensibilidad es inmediata en tanto la sensibilidad es primera; es inmediata porque es "lo que es" y lo que es "es en ella"; es primera mientras está siéndose, como sustancia activa. Su reflexividad, la capacidad de que lo que sea siga siéndolo, está auto-puesta, en cierto modo, repele lo que no sea su posición.

    (***) La disposición a lo inmediato actúa de plano, ejerce todo su efecto; se determina como término de sí, esto es, sin contrario. En tanto lo inmediato sea, su actividad carga con un complejo de pasividad que no se puede resolver sino con una oposición de la que lo inmediato carece. Podría decirse que lo inmediato, por sí solo, no puede salir del modelo que sigue.

    (****) La forma inversa reproduce dos planos unificando su diferencia. Respeta una singularidad a la que añade una extensión con vuelta, esto es, en cierto modo, in-extensa. En el concepto de día, no está el de noche, sino que, una vez la noche sea, después del día, podemos ir de uno al otro. Hay una expectativa de que al día le sigue la noche y a la noche le sigue el día.

    Ahora bien, la razón de la expectativa, que haya algo positivo para esperarla, es una generalidad insensible para todo lo que no esté en su razón, las condiciones múltiples que abstrae.

    La multiplicidad es un concepto que hace de los muchos un grupo, un género. Si veo una manzana (*****), primeramente, veo algo que, después de cierta expectativa, identifico como manzana; al verlo (*****), segundamente, le asigno que es “una manzana”. La identificación de la manzana no es un fenómeno del mismo tipo que la identificación pura. La identificación impura, la que depende de la primera, implica capacidad de muchos, no tanto por referirse a más de uno, en sentido de referirse a otro que no sea él mismo, sino a una potencia, por así decir, negativa, con la actualidad en ella.

    (*****) La manzana que no fuese una no sería manzana. Ser manzana, por tanto, implica su unidad, ser una. Lo que no implica unidad es la extensión cualitativa de su no-ser-una, lo que no está en lo uno; lo no uno no alcanza su diferencia cualitativa; la negación no es productiva sino de manera compleja. En lo uno está ya lo no-uno como una oposición que lo niega, una actividad interna; hay una negación en ella, una actividad negativa, a la que se puede llegar a priori, sin el auxilio de la experiencia. Sin embargo, hay una actividad más compleja. Su negación cae en una repetición vacía, su repetición no aporta nada; muestra cansancio en el límite interno de lo ilimitado, la incapacidad que la desdice. Esta oposición que negaba, lo que su regla afirmaba negando, no afirma sino inductivamente, mediante tentativas ciegas. Así pues, la negación del opuesto es válida con respecto a sí mismo, lo que la negación repite, pero no es válida fuera de su regla. Hay una oposición que no niega, o, dicho con ironía, que niega que niega como lo primero de su afirmación; esto es, la afirmación no deriva de la negación, sino al contrario, no es sino un entretenimiento en que se distraía su actividad esencial, esto es, mientras era.

    (******) Esto sería, de no verlo, la asignación no se llegaría a producir; quedaría como nada. Sin embargo la razón de que no fuese no sería una nada, un no-haber positivo que maneja los objetos del pensamiento como si fuesen de la sensibilidad. Que no haya qué esperar se deriva de una incapacidad para gestionar la angustia de la espera; de ninguna manera se está refutando que algo vaya a venir, sino que, al esperar algo que no viene, se afirma la vigencia de una actualidad ante la de su potencia y posibilidad.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 01/12/2017 a las 10:21

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