No mientas, estimada, que eso es un pecado.
Yo nunca, jamás, he justificado la pena de muerte ni las muertes violentas.
Quien justifica las muertes, las torturas, los genocidios es, precisamente, la biblia, y todas las escrituras que provienen de la descendencia de abraham.
Justifican, entre otros, el asesinato de Jesús, que fue enviado a la muerte por Dios, en la mas grande y atroz contradicción.
Esa es la absurdidad y la contradicción.
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