Hay un dilema que atinge a toda la humanidad, en todos los tiempos, e es que si Dios es bueno, entonces no es omnipotente; si Él es omnipotente, entonces no es bueno.
Creo que Dios puede hacer cualquier cosa y tiene la libertad de actuar como quiera en cualquier situación, con cualquier creatura y en cualquier tiempo o lugar de la tierra.
Sin embargo, Él optó soberanamente por no interferir directamente en la vida de las personas, dejando que la vida de las personas se organice sin acciones sobrenaturales, aunque también creo que Él pueda hacer “milagros”, no para favorecer los “predilectos”, o para librarlos de los problemas a todo el tiempo, sino por un propósito misterioso, como lo fue la resurrección de Lázaro (Juan 11:1-45).
Por eso, pienso que la culpa por las tragedias que asolan las naciones, así como huracanes, terremotos, volcanes, tsunamis o pestes, no se debe atribuir a las fuerzas demoniacas, ni al propio Dios, sino a las circunstancias naturales de este complejo universo, que no es perfecto.
Así también, las muertes de niños, las epidemias de AIDS, Ebola y Zica, los asesinatos de pastores y inocentes, los crimines sexuales, la guerra del narcotráfico y todas las demás desgracias, ocurren en toda parte del mundo, en todos los países, con todo el tipo de personas, sean ellas religiosas o no, porque todas esas cosas son inherentes a la vida y a las sus contingencias.
Por ese motivo, rechazo toda la idea de que el futuro esté listo, o sea, los conceptos de fatalismo, predestinación y la ley del karma, que están difundidos por muchas religiones y filosofías.
Dios no fornece una redoma a sus hijos para protegerles de las desgracias. El desempleo atinge a todos, así también como el hambre y las enfermedades. La lluvia cae sobre justos e injustos y el sol salga sobre malos y buenos, como dijo Jesús en Mateo 5:45.
El dios que favorece con privilegios y libra de todos los males a sus electos no es el mismo Dios que Jesús reveló, sino es como el dios que el diablo presentó a Jesús, diciéndole que le libraría sobrenaturalmente, como leemos en Lucas 4:9-12.
Jesús nunca alimentó las falsas expectativas para los discípulos. Por el contrario, dijo en Lucas 13:1-5 que aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató a todos, no eran ni mejores ni peores do que las demás personas que allí estaban.
Él dijo también en Juan 9:1-3 que el hombre ciego desde su nacimiento no estaba así porque había pecado, o por causa de sus padres, lo que significa que las enfermedades y males pueden venir sobre cualquier persona.
A los discípulos, Jesús les alertó en Juan 16:33 con estas palabras: Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Eso significa que la única diferencia entre el que sigue a Cristo y otra persona cualquier que se dice creyente es que el verdadero cristiano no se queda cómodamente aguardando por la “providencia divina” para librarle de todos los peligros, sino que está preparado para enfrentar las dificultades que la vida le proporciona porque Jesús ya había le alertado así.
Lo que Cristo realmente prometió es estar con aquellos que en él confían, hasta el final de los tiempos, como él dijo en Mateo 28:20, aunque eso ocurra durante las tribulaciones y tragedias que atingen a nosotros y a todas las personas.
http://www.iabr.oswnet.com/dios_no_e..._humanidad.pdf
http://www.iabr.oswnet.com/page_04.htm
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