Similitudes entre la Torá del Judaísmo y el Corán del islamismo

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Hay una gran similitud entre la Torá del Judaísmo y el Corán del islamismo, pero ambos son totalmente contradictorios con los principios del Nuevo Testamento.

En la Torá, Moisés fue el profeta de Jehová, de la misma manera Mahoma fue el profeta de Allá en el Corán. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Jesús no era profeta, sino la presencia real de Dios Padre entre la gente.

El judaísmo y el islamismo son religiones monoteístas y proceden de un ancestral común: Abraham, padre de Isaac a través de su mujer Sara y también padre de Ismael a través de la esclava Agar. Isaac es el ancestral de los judíos e Ismael es el ancestral de los árabes.

En la Torá, la circuncisión es una regla de Jehová para todos los machos, y también en el Corán la circuncisión es una regla de Mahoma a ser obedecida por los hombres islámicos. Sin embargo, en el Nuevo Testamento la circuncisión física no tiene ningún valor, como enseñó Pablo en Romanos 2:28 y 29.

En la Torá los judíos son obligados a guardar un día por semana, el Sábado, mientras que en el Corán, los islamistas son obligados a guardar el Ramadán una vez al año. Sin embargo, en el Nuevo Testamento no hay que se guardar ningún día especial, porque en el cristianismo lo que vale es el HOY (Hebreos 4:7).

En la Torá se prohíbe a los judíos comer ciertos tipos de carne, como la carne de los cerdos, así también como en el Corán hay la misma prohibición para los islamistas. Sin embargo, en el Nuevo Testamento no hay restricción para ningún tipo de carne porque Jesús dijo en Mateo 15:11 que lo que contamina la persona no es el alimento físico.


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En la Torá, las mujeres eran discriminadas y prohibidas para ejercer el sacerdocio de la misma manera en el Corán las mujeres son depreciadas y totalmente subyugadas por una religión machista. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Jesús nunca discriminó las mujeres (Juan 4: 9-27) y Pablo dijo que en el reino de Dios Padre, lo que cuenta es ser una nueva criatura, sea hombre o mujer (Gálatas 6:15).

Si en el Corán las mujeres están en desventaja en relación a los hombres, también es cierto que en el Viejo Testamento las mujeres son clasificadas como inferiores, como en Levítico 27: 2-7, donde se dice que el valor de una mujer es de un poco más de la mitad de un hombre.

En Deuteronomio 24: 1, tenemos otro ejemplo, donde leemos que si un hombre se casara con una mujer y se decepcionara, viendo en ella algo "indecente", podría rechazarla dándole un "certificado de divorcio". Sin embargo, la esposa no tenía el mismo derecho en relación con el marido.

Otra regla discriminatoria del Viejo Testamento con relación a las mujeres está en Deuteronomio 22: 20, 21, donde leemos que una mujer que perdió su virginidad fuera del matrimonio debería ser apedreada, pero la misma regla no se aplicaba a los hombres.


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En la Torá hay la regla "ojo por ojo, diente por diente", así también como en el Corán. Sin embargo, en el Nuevo Testamento Jesús cambió esa regla que autoriza la represalia, dando otro mandamiento basado en el amor (Mateo 5:38-42).

Las luchas entre judíos y árabes tienden a no cesar nunca, porque ambas religiones son regidas por principios de venganza, respectivamente en la Torá y en el Corán.

La violencia y la venganza están presentes en la Torá o en el Corán. No es de admirar que haya tanto odio e incomprensión entre judíos y árabes, principalmente entre los grupos extremistas y radicales de ambas las partes.

Los terroristas suicidas que se matan por causa del Islam, son estimulados a actuar así, por causa de una promesa de que los mártires serán recompensados con hermosas vírgenes en un paraíso futuro, no mucho diferente del paraíso terrestre que Jehová profetizó a través de sus profetas, lo que es una fantasía.

Los judíos también tienen un modelo de inspiración de fuerza y violencia, que fue Sansón, el héroe de Jehová del Antiguo Testamento, el cuál se mató y mató a muchos más cuando murió en el templo de los filisteos (Jueces 16:30).

Los cristianos que aceptan los modelos y reglas de Jehová en el Viejo Testamento no son diferentes de los fariseos, que fueron duramente criticados por Jesús, y también de los fanáticos judíos e islámicos, que actúan con violencia, basados en los principios de la Torá y Corán.


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