La Rosacruz es una sociedad que tiene su centro en California, sede de otras muchas sectas. Esta secta recibe cuantiosos ingresos provenientes de las obras impresas de su fallecido lider Max Heindel, de las que posee los derechos de edición. The Rosicrucian Cosmo-Conception or Mystic Christianity, The Rosicrucian Philosophy in Questions and Answers, The Rosicrucian Christianity Lectures, y otras.
Esta secta es una forma de panteismo, si examinamos la Rosacruz con más detenimiento, pronto descubrimos que su más íntima relación la guarda con la teosofía. En efecto, el rosacrucismo admite ser "la doctrina occidental que se da hoy día a los occidentales para su progreso". "Si consideramos a la Teosofía como teosofía (Sabiduría Divina), entonces, naturalmente, la filosofía de la Rosacruz es sólo una parte de dicha Sabiduría Divina".
Como cristiano, no tengo necesidad de elegir entre la teosofía y la Rosacruz, en ningún caso, pues tengo la clara y suficiente enseñanza de la Escritura, que lo explica todo en cuanto a la forma en que Cristo vendrá o cómo será el más allá, enseñanza que basta a la fe ahora que no andamos por vista. Por eso no hay necesidad alguna de esas extravagancias, sin fundamento ni base, que pregona el ocultismo.
Y aquí estamos descubriendo el fruto o resultado principal de la "filosofía rosacruciana". Literalmente no existe nada que esta gente aparentemente no explique o no pueda explicar con una interminable verborrea que produce un sinfín de hechos y temas. Y, naturalmente, contra una información que procede de fuentes "ocultas", no hay argumento posible. Si uno no cree, todo se reduce a que no pertenece a ellos, a que es un extraño.
El libro de Max Heindel, The Rosicrucian Cosmo-conception, comienza con las siguientes palabras:
"El fundador de la religión cristiana sentó una máxima oculta cuando dijo: «El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mr. 10:15). Todos los ocultistas reconocen la profunda importancia de esta enseñanza de Cristo, y tratan esforzadamente de «ponerla por obra» día a día."
Es aparente, pues, cómo un sistema que niega y pervierte todo lo que Cristo enseñó y todo lo que Él es, recurre a la autoridad de Su nombre para convencernos de que es necesario acudir al ocultismo rosacruz con la mente totalmente virgen, libre de toda opinión o criterio, desnuda de toda "preferencia" y "prejuicio". En todas las escuelas ocultistas, lo primero que se le enseña al alumno es a olvidarlo todo cuando se está dando una nueva enseñanza, dejar cualquier preferencia o prejuicio, en un estado mental de plena calma y noble expectación.
Pero esto es imposible para el que sabe que ha nacido de nuevo por el poder regenerador del Espíritu Santo. Cuando uno es cristiano, habiendo recibido el Espiritu Santo de Dios, no puede poner la mente en blanco, sino que, antes al contrario, se siente constreñido, interna y externamente, a comparar estas nuevas doctrinas con la mil veces preciosa verdad de Dios, según se halla en las Sagradas Escrituras, universalmente reconocida y aceptada desde antiguo.
Toda la estructura de esta secta está montada sobre un fundamento falso: otro distinto al Cristo de las Escrituras.
Cuando la mente y el corazón quedan vacíos, desnudos, para prestarse al juego de potestades exteriores, puede ocurrir, corroborando la Escritura, que "doctrinas de demonios" se introduzcan desde afuera. No es de extrañar, pues, que con toda razón se prohíban la astrología, el espiritismo y la nigromancia en el Antiguo Testamento. Y, cómo no, gran cuidado hay que tener con aquellos cultos que guardan gran semejanza con éstos.
La piedra de toque para todo sistema filosófico o religioso debe ser siempre la comparación de sus doctrinas con la verdad sostenida en armonía con las Escrituras. Si así lo hacemos en este caso, podremos concluir, parafraseando al apóstol Pablo, que los rosacruces son "enemigos de la cruz de Cristo".
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