Una rubia despampanante entra en la tienda de animales del barrio en busca de una mascota "exótica". Encuentra una caja llena de sapos y ranas. El cartel dice: SAPOS PARA SEXO A SÓLO 20 EUROS CADA UNO. INSTRUCCIONES INCLUIDAS.
La chica, excitada, mira alrededor para verificar que ningún cliente pueda oírla, y le dice bajito al dependiente: “Quiero uno.” El hombre rápida y discretamente le envuelve uno y le dice: “Sólo tiene que seguir las instrucciones.”
La mujer, muy entusiasmada, paga y sale disparada rumbo a su casa. Ya en casa, abre la caja, lee las instrucciones muy cuidadosamente y las sigue al pie de la letra:
1. Tome una ducha. 2. Use un perfume exquisito. 3. Póngase una ropa muy ligera y sensual. 4. Métase en la cama, relájese y deje que el sapo actúe como fue entrenado.
Ella, ya muy excitada, se mete en la cama con el sapo y espera con impaciencia lo que viene. Y espera. Y espera. Y espera. Y el sapito no más la mira y brincotea indiferente por toda la cama.
Pasa el tiempo... y nada, no ocurre nada. ¡Qué pifia, qué frustración!
Angustiada, relee las instrucciones y ve que el último párrafo es un aviso:
“Si tuviese algún problema o pregunta no dude llamar a la tienda y con mucho gusto le atenderemos.”
De inmediato la rubia llama a la tienda, la atiende el dependiente, escucha su queja y le responde: “Mmmm, entiendo. No se apure, tenga calma, Estaré ahí en unos minutos.”
No pasan ni 5 minutos cuando el encargado ya está llamando a la puerta. La mujer triste le recibe y le explica su problema:
“Vea, he seguido todas las instrucciones y el maldito sapo sólo se ha quedado ahí sentado, mirándome como si estuviera yo loca.”
El dependiente, muy apenado y contrariado, agarra al sapo y con aire severo le espeta:
“¡ESCÚCHAME BIEN, SO INÚTIL! ¡ESTA ES LA ÚLTIMA VEZ QUE TE VOY A MOSTRAR COMO SE HACE!”
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