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[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 233]
Continuó Jesucristo: “De la higuera aprended la parábola (se sobreentiende: Alegoría, comparación o semejanza): cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Evangelio según Mateo, capítulo 24 versículos 32-35; Biblia de Reina-Valera, de 1960). La pregunta aparentemente más pertinente, con respecto a este pasaje evangélico, es: ¿Qué o quién está cerca, a las puertas? Algunas traducciones bíblicas expresan que lo que está cerca es el “reino de Dios” y otras dicen que es “el Hijo del hombre (Jesucristo, en su segunda venida)”; por consiguiente, si admitimos este supuesto, entonces el pasaje sagrado que estamos considerando no podría haber tenido un cumplimiento en el siglo I de la EC evidentemente, sino sólo cabría esperar de él un cumplimiento contemporáneo o próximo al venidero fin del mundo. Otras traducciones exponen que lo que está cerca es el “fin”, por lo que, en tal supuesto, sí es posible aplicar la parábola al primer siglo y a los tiempos actuales, es decir, a ambos lapsos proféticos e históricos. Sin embargo, como señalan algunos doctos bien reputados, existe un relato evangélico paralelo que inclinaría la elección a favor del “reino de Dios”: «También les dijo (se sobreentiende: Jesucristo les dijo) una parábola: “Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el REINO DE DIOS. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”» (Evangelio según Lucas, capítulo 21 versículos 29-33; Biblia de Reina-Valera, de 1960). Por consiguiente, la opinión más prevaleciente respecto a esta parábola profética es la de su ligazón al venidero fin del mundo.
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