El día de luna silvestre, de lluvias y rayos
Llegue a tu cuarto a visitarte
Reposabas taciturna, distante, en tu desvencijado y desdeñado lecho
Tenías una pijama color rosa, llena de soles y luces hambrientas de vida
tu pelo era un torbellino de enredaderas silvestres, eran ramas de zarzas sutiles y macilentas.
Parecías una deslucida muñeca de trapo, morando en un anticuario de enfermos.
Tus ojos,
aquellos grandes ojos, que gesticulaban jolgorios de excitación; eran buriles corroídos.
Extintos, con sombras de luces esquivas.
Tus pómulos,
Aquellos que un día, fueron garbosos, rosáceos y mansos
que fueron laberinto de graciosos baboseos
estaban lívidos, ásperos, hondos y solitarios.
Tus labios,
esos apasionados, sensuales, encarnados que estimulaban los mimos
eran anemicos, agrietados,
olvidados por los amantes furtivos,
que un día saciaron su placer, del néctar jugoso.
Joaca
como te cambio el tiempo
como te descalabraron, esos sensuales encuentros.
Me dijeron, que mueres por dentro,
El sida, anida en tu cuerpo?
Aquellos conocidos de tragos, bacanales y juergas
que un día tallaron con lanzas estólidas tu cuerpo
ni recuerdan de ti, emigran de la culpabilidad de sus jornadas
te abandonaron en la soledad del espacio.
con palabras discontinuas, me dices que estas a punto de morir
Desdeñada, desahuciada.
que de aquellas infernales reuniones solo quedan punzantes evocaciones.
Mi madre sufrió, mi madre!!!... nunca escuche sus consejos.
Te acuerdas Joaca , cuando jugábamos con ramos de cerezos
cuando con caballos de palo, corríamos tras los burros cerreros
cuando tu hermosura, hacia temblar mis ojos de niño travieso
cuando muchas veces, quise, inocentemente darte un beso
y tu con esa picardia, mirándome decías ..cuando lleguemos al huerto.
hoy a tu lado, recostado, en el roído taburete de cuero
mi hermosa Joaca
sigo pensando en aquellos momentos
que estudiantes y amigos
recorrimos grandes senderos,
y juntos, añoramos mil cielos.
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