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El valor de la moral en el pensamiento de Confucio
Autor: Eduardo Parra
publicado el 17-11-2014
(https://biblioteca.acropolis.org/wp-content/uploads/2014/10/Confucio.jpg)Kung Fu Tze (el maestro Kung) c. 551 – 479 a.C. Importante filósofo chino, dedicó gran parte de su vida al estudio de los textos, la música y artes clásicas chinas. A los 50 años fue nombrado magistrado de Zhongdu y posteriormente funcionario de justicia del estado de Lu.
Las reformas que él puso en marcha conllevaron a una gran prosperidad y a la vez a los celos de los estados vecinos quienes intrigaron para que fuese depuesto de su cargo. A partir de ese momento se dedicó a viajar por los diferentes reinos y principados llegando a consolidar un gran número de discípulos.
Confucio formaliza a través de una filosofía moral la relación entre el individuo y el estado. El estado no es en sí mismo la suma de instituciones sino la expresión de la conciencia cívica del individuo. El hombre es responsable no solamente de su propia vida sino de la colectividad, quien a la vez le proporciona educación, seguridad, sustento y posición social.Orientemos la voluntad hacia el buen Camino
Agarrémonos a la virtud.
Armonicémonos a la benevolencia.
Descansemos en el arte.
Libro IV, VI
Es el hombre el que ensancha el Camino, no el Camino el que ensancha al hombre
Libro XV, XXIX
Lo notable de este planteamiento está en que la vinculación es moral, no económica. El individuo asume su responsabilidad dentro del estado como consecuencia del desarrollo de una serie de valores internos y de una conciencia que trasciende lo individual.Si para guiar a los súbditos se usa del poder y para igualarlos de los castigos, el pueblo huirá de éstos, pero no se avergonzará de nada.
Si para guiar a los súbditos se usa de la virtud y para igualarlos, de los ritos, el pueblo tendrá vergüenza y a demás será honesto.
Libro II, I
De la misma manera, la capacidad de gobierno dependerá de la integridad moral y de un alto grado de conciencia. Solamente quien es capaz de vivir una ética basada en los principios tradicionales puede hacer que un pueblo alcance una vida próspera y feliz.Lo que busca el hombre superior está en sí mismo, lo que busca el hombre vulgar está en los demás.
Libro XV, XX
Confucio resalta el valor de la tradición; y con ello se vincula con los principios y valores culturales y civilizatorios fundamentales que, bajo la forma de mitos o canciones, se han transmitido de generación en generación. La comprensión de estos valores fundamentales permite al gobernante contar con un bagaje de experiencias útiles. De esta manera cada decisión está respaldada por la sabiduría de grandes personajes a través de miles de años de historia.Antiguamente, los hombres estudiaban en orden a perfeccionarse a sí mismos, ahora estudian para que los vean los demás.
Libro XIV, XXV
Pero la transmisión de la tradición no se limita a experiencias de gobierno; en esencia son los valores que un padre debe enseñar a sus hijos y éstos a su vez a los suyos. Los hijos a su vez tienen el deber filial de conservar el legado moral de sus antepasados asegurando la fidelidad a los principios originales. Esta cadena de valores permite la continuidad de la civilización.La virtud cívica perfecta consiste en ser cortés en privado, respetuoso en la administración de los negocios y leal en relación con los demás hombres. No es lícito abandonar estas características, ni aunque se viva entre los bárbaros.
Libro XIII, XIX
Se podría pensar que un planteamiento cultural y social basado en la conservación de valores ancestrales llevaría a un pueblo a una rutina y a la final paralización. Esto no es así, Confucio muestra cómo la educación puede hacer que un hombre sea capaz de atesorar y vivir conforme a valores no sólo de su familia, sino de todas las familias, no sólo de un pueblo sino de todos los pueblos. Un hombre así alcanza tal amplitud de conciencia y principios que su conducta y acción renuevan e impulsan a la civilización hacia el progreso espiritual, material y social.No descubro las verdades a quien no está deseoso de descubrirlas, ni hago salir de ninguno nada que la propia persona no quiera exhalar. Yo levanto una de las esquinas del problema, pero si el individuo de que se trate no puede descubrir las otras tres a partir de la primera, yo no lo repito más.
Libro VII, VIII
Según Confucio, la dedicación al estudio y comprensión de los principios fundamentales permite al hombre común convertirse en un hombre superior.Tenemos que respetar a los que son más jóvenes que nosotros porque ¿quién sabe si en el futuro no serán ellos como nosotros somos ahora? Sólo cuando una persona ya ha cumplido cuarenta o cincuenta años y no se oye hablar de él, es cuando podemos mirarle con menos respeto
Libro IX, XXII
El hombre superior encarna las virtudes culturales y civilizatorias del estado y por lo tanto asume altos deberes dentro de él. Su acción sirve de modelo para las futuras generaciones y es garantía de estabilidad.El hombre superior piensa en la virtud, el hombre vulgar en la comodidad; el hombre superior piensa en los castigos, el hombre vulgar en las gracias que pueda recibir.
Libro IV, XI
El hombre superior tiene tres temores: teme los mandatos del Cielo, teme a los grandes hombres y teme a las palabras de los sabios.
El hombre vulgar no conoce los mandatos del Cielo y por eso no les teme, es irrespetuoso con los grandes hombres y se mofa de las palabras de los sabios.
Libro XVI, VII
No basta con saber recitar códigos, tradiciones o la historia misma; es necesario entenderlas y vivirlas, logrando una verdadera integración entre los principios éticos y las circunstancias de la vida diaria. El que es capaz de hacer que su vida sea reflejo de sus valores y éstos a su vez, son valores trascendentes; puede conducir a un pueblo a un grado más elevado de comprensión de la vida y por lo tanto a una manera diferente de enfrentarla. El hombre que puede hacer esto es un hombre superior.
Para Confucio lo prudente en cualquier institución de gobierno es que esté conformada, o por lo menos asesorada, por hombres superiores. Ellos tienen el deber de orientar y encauzar al estado para que alcance su camino y de la misma manera a cada ciudadano.El hombre superior pone sus palabras en práctica antes de decirlas y después habla de acuerdo con sus acciones.
Libro II, XII
El que habla sin modestia, se encontrará con que sus palabras son difíciles de realizar.
Libro XIV, XXI.
El Camino (TAO) es lo que debe ser de acuerdo a su naturaleza y al propósito que tiene dentro de la armonía del universo. Cada ser individual tiene un camino que seguir para poder Ser. De la misma manera, cada ser colectivo, como un estado, tiene un TAO que encontrar y transitar. Necesariamente quienes gobiernan deben haber encontrado su camino para poder cumplir con esta función. Por ello Confucio afirma, de la misma manera que lo haría Platón en Grecia, que el hombre superior tiene la obligación moral de gobernar. Él no solamente está capacitado, su vida misma es ejemplo de buen gobierno.Hay nueve cosas en las que piensa el hombre superior: al ver piensa en la luz; al oír, en la claridad del sonido, piensa en que su cara tenga una actitud benigna, que su actitud sea cortés, que sus palabras sean leales, que su servicio sea respetuoso, que si tiene dudas debe preguntar, que la furia podría ponerle en dificultades y, además, piensa en la justicia cada vez que se encuentra ante una posibilidad de beneficio.
Libro XVI, X
El hombre vulgar necesita embellecer sus errores.
Libro XIX, VIII
Confucio destaca algunas virtudes como características del hombre superior. Benevolencia, prudencia, humildad, generosidad y piedad filial, se repiten en muchas de sus sentencias mostrando cómo éstas definen el carácter y acción del individuo y cómo contribuyen al bienestar del estado.
La benevolencia es la buena voluntad hacia los demás, es a la vez servicio generoso y disposición a valorar positivamente a los demás. Es una virtud fundamental para la cohesión de una sociedad, es la raíz de todo esfuerzo solidario.La benevolencia consiste en que cuando salgas de tu casa, te comportes con todos como si fueran importantes personajes; en dar órdenes a los inferiores como si se fuese a celebrar un gran sacrificio; en no hacer a otros lo que no quieras que te hagan a ti y en no dar lugar a murmuración alguna contra ti ni en la familia ni en el país
Libro XII, II
Hay que ser capaz de poner en práctica cinco cosas para ser considerado benevolente en todo el ancho espacio bajo el Cielo.
Cortesía, generosidad, sinceridad, diligencia y amabilidad. Si eres cortés no te insultarán, si eres generoso te ganarás a todos, si eres sincero los demás te darán su confianza, si eres diligente conseguirás muchas cosas y si eres amable tendrás lo que hace falta para dar encargos a las demás personas.
Libro XVII, VI
La prudencia es tener buen juicio, moderación. Esta virtud resume en una sola idea la precisa aplicación de las ideas perfectas para un momento y lugar determinados de manera que esta aplicación sea consecuente con la idea raíz pero que a la vez sea apropiada a la circunstancia. La prudencia en un gobernante le permite actuar con justicia interpretando la ley con sabiduría; en el ciudadano, le permite enfrentar la vida sin tropiezos y sin cometer errores.Pasarse equivale a no llegar
Libro XI, XV
No mires ni oigas nada que vaya contra las buenas formas, no hables de nada ni hagas nada que no sea correcto.
Libro XII, I, 2
Hay hombres extraordinarios que se retiran del mundo.
Algunos se retiran de lugares determinados. Otros se apartan de ciertas apariencias. Otros se apartan de ciertos lugares.
Libro XIV, XXXIX
La generosidad implica dar en abundancia aquello que le es propio sin esperar recompensa. La diferencia entre el hombre vulgar y el hombre superior estriba en que al carecer de valores le es imposible dar lo que no tiene ni para él mismo. El estado se puede constituir por complejas imposiciones legales aseguradas por férreas amonestaciones, o puede construirse por vínculos de generosidad donde quien más puede dar da a más y quien menos a menos personas. Confucio prefiere el estado constituido por lazos de generosidad porque define también a ciudadanos caracterizados por su bondad de corazón y por su esfuerzo constante de ser mejores.Lo debe preocupar el no tener un puesto sino hacerse digno de uno; no puede preocupar el ser desconocido, sino el llegar a tener méritos por los que ser conocido
Libro IV, XIV
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