El libro de Daniel es sobresaliente por los períodos de tiempo proféticos que registra: las sesenta y nueve semanas (de años) que pasan desde el decreto de reedificar Jerusalén hasta la venida del Mesías; los acontecimientos que ocurrirían dentro de la septuagésima semana y la destrucción de Jerusalén que seguiría poco después (Da 9:24-27); los “siete tiempos”, a los que Jesús llamó “los tiempos señalados de las naciones” y que, según indicó, todavía estaban en curso cuando él estuvo en la Tierra, ya que su conclusión habría de llegar mucho tiempo después (Da 4:25; Lu 21:24); los períodos de 1.290, 1.335 y 2.300 días, y, por último, el período que corresponde a “un tiempo señalado, tiempos señalados y medio”. El significado de todos estos períodos proféticos es esencial a fin de obtener un buen entendimiento de la relación de Dios con su pueblo
En otras palabras, al terminar los siete tiempos, comenzaría a gobernar el Reino celestial de Dios
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