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María_Laura3
Si Dios no hubiese permitido que su Ley fuera cambiada en mentira, no habríamos podido descubrir hasta dónde llega la maldad de los hombres: hasta cambiar la Ley de Dios para imponer al mundo sus propios mandatos faltos de misericordia y atribuirselos a Dios, como hicieron con los mandatos del Antiguo Testamento que ordenan a los hombres hacer daño y matar a las personas en muchas ocasiones.
Pero Jesucristo no nos dejó solos pues nos enseñó el Evangelio para sacarnos de la confusión de creer que eran mandamientos de Dios los mandatos del Antiguo Testamento que faltaban a la misericordia y mandaban a los hombres hacer daño y matar a las personas. Esos mandatos fueron anulados por las enseñanzas de Jesús porque no eran más que mandatos de hombres.
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