Para Emeric y para los judaizantes:
Lo quieras o no lo quieras, esas leyes del viejo testamento judo que mandan penas de muerte, Guerras y exterminios de pueblos enteros con sus mujeres y nios, no eran leyes de Dios, pues Jesucristo las aboli y por ello dio su vida...
T, despus de haber conocido los misericordiosos mandamientos del Evangelio predicados por Jesucristo que son ley de vida, te has vuelto de nuevo a las leyes de los hombres escritas en el viejo testamento que con sus penas de muerte y sus genocidios eran una Ley de muerte...
Jesucristo te libr de esas leyes y t vuelves a ellas despreciando todo lo que Jesucristo hizo por ti... T ya no tienes remedio, y el castigo del cielo est sobre tu cabeza...
De: Esperanza
La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos ense en el Evangelio, que as nos dice:
"todas las cosas que queris que los hombres hagan con vosotros, as tambin haced vosotros con ellos; porque sta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Los que aman a sus prjimos como a ellos mismos es por que cumplen con la Ley enseada por Jesucristo, y que as dice:
"todas las cosas que queris que los hombres hagan con vosotros, as tambin haced vosotros con ellos; porque sta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Los que aman a sus prjimos como a ellos mismos tambin tienen que cumplir con los siguientes mandamientos que Jesucristo ensea en el Evangelio:
"Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: Cules? Y Jess dijo: No matars. No adulterars. No hurtars. No dirs falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amars a tu prjimo como a ti mismo.
El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Qu ms me falta? Jess le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrs tesoro en el cielo; y ven y sgueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tena muchas posesiones. Entonces Jess dijo a sus discpulos:
De cierto os digo, que difcilmente entrar un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es ms fcil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:16-24)
A los hombres codiciosos que se hacen dueos de muchas posesiones les cuesta muchsimo entregar sus bienes a los pobres. Ellos no quieren el camino de la misericordia y prefieren imponer sacrificios y esclavitud a los pobres. Por eso, Jesucristo tambin les dijo:
"Si hubierais comprendido qu quiere decir: [/SIZE]"Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenarais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
"Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amars a tu prjimo como a ti mismo". (Mateo 22:34-40)
El Seor no mand que se mate a las personas que cometen faltas, sino que se les perdone, pues el Evangelio as nos dice:
"Entonces se le acerc Pedro y le dijo: Seor, cuntas veces perdonar a mi hermano que peque contra m? Hasta siete? Jess le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
"Porque si perdonis a los hombres sus ofensas, os perdonar tambin a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonar vuestras ofensas". (Mateo 6:14)
"Y cuando estis orando, perdonad, si tenis algo contra alguno, para que tambin vuestro Padre que est en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonis, tampoco vuestro Padre que est en los cielos os perdonar vuestras ofensas". (Marcos 11:25-26)
"No juzguis, y no seris juzgados; no condenis, y no seris condenados; perdonad, y seris perdonados". (Lucas 6:37)
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, ser salvo; mas el que no creyere, ser condenado". (Marcos 16:15-16).
"Por tanto, id, y haced discpulos a todas las naciones, bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo; ensendoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aqu yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo. Amn". (Mateo 28,19-20).
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