Las 5 Reliquias más Desagradables del Catolicismo
#5: La lengua y la mandíbula de san Antonio de Padua.
El santo patrono de los perdidos (cosas y personas, no el show de TV), Antonio de Padua es uno de los raros pocos desafortunados en sucumbir ante una enfermedad llevando su mismo nombre. En el año de 1231, a la no muy madura edad de sólo 35 o algo así, san Antonio contrajo un brutal caso del Fuego de San Antonio (también conocido como ergotismo), y así se retiró a una pequeña celda bajo un nogal para vivir sus agonizantes días finales. 30 años después de su muerte, sus admiradores decidieron abrir su bóveda y ver cómo le estaba yendo, porque aparentemente tienes que checar los cadáveres cada pocos años como si fuesen toneles de vino. Como así sucede, la mayoría de san Antonio se había convertido en polvo… con la supuestamente milagrosa excepción de su lengua, que fue descrita como habiendo estado “ilesa, fresca y de un color vivamente rojo”.
San Buenaventura estaba tan enamorado de la lengua no podrida que la levantó y la besó, en la más embarazosa sesión de besos de lengua fuera de un baile de secundaria. Después la llevó directo al herrero del pueblo para que fuese fundida como un pedazo de armadura de supervillano para que la gente pudiese continuar siendo inspirada por esta casi un milenio después.
No sólo eso, sino que Buenaventura & Cía. también se llevaron la mandíbula inferior de san Antonio (que debió haber estado significativamente menos polvosa de lo que se reportó previamente) y sus malditas cuerdas vocales, y las montaron en algo que luce menos como un artículo de lo divino y más como la caja del rompecabezas de una película de Guillermo del Toro.
No está claro si Antonio fue nombrado el santo patrono de las cosas perdidas después que alguien removió la mitad de su cara y cuello o si eso fue un feliz accidente.
#4: Los recortes de uñas y cabello de santa Clara de Asís.
Santa Clara de Asís fue la fundadora de la Orden de las Hermanas Pobres, una orden religiosa que, considerando que vivió desde finales del siglo XII hasta principios del XIII, debió haber tenido una nómina de membrecía bastante amplia. También, a pesar del hecho que murió 700 años antes de su invención, inexplicablemente es la santa patrona de la televisión… presumiblemente porque, en las imágenes, luce como si estuviese tratando de audicionar para House of Cards y alguien en el cuarto con ella no cerrase el **** pico.
Como dice la historia, una noche de Navidad, Clara estaba demasiado enferma para ir a misa. Pero mientras yacía en su cámara, cubeta para vómito a mano, comenzó a escuchar cantos. Cuando se giró hacia el sonido, vio la misa siendo realizada justo en el muro de su cuarto en gloriosa 3D, como algún milagroso show de planetario. Por lo tanto, en 1958, el papa Pío XII la designó la santa patrona de la caja tonta, probablemente porque nombrarla la santa patrona de los viajes con ácido habría hecho que la gente frunciera el ceño.
Cuando llegó la hora de preservar un pedazo de esta dama especial para que las generaciones futuras lo disfrutaran, la Iglesia decidió tomar la ruta del viejo y sucio cojín del sofá y se decidió por un vial de cristal lleno de sus recortes de uñas:
¡Pero espera, eso no es todo! Si viajas a la Basílica de Santa Clara en Asís, también puedes darle un vistazo al diminuto ataúd dorado conteniendo rizos del cabello de santa Clara. El relicario de santa Clara está a un diario forrado de cuero y un poco de cinta adhesiva de ser algo que encontrarías en el sótano de Buffalo Bill.
#3: Los restos desmembrados de santa Catalina de Siena.
El solo hecho que santa Catalina existiera no es nada menos que milagroso. Nació en el siglo XIV en Toscana, justo en la época en la que la Muerte Negra estaba pegando duro. Su hermana gemela Giovanna murió poco después de su nacimiento, un destino que previamente había reclamado a la mitad de sus hermanos. Eso no es algo pequeño, considerando que las gemelas eran los hijos 23 y 24 de sus padres. Por alguna razón, dar a luz a 2 docenas de niños y perder la mitad de ellos ante una enfermedad aterradoramente implacable no había llevado a su madre a atar el **** de su padre en un nudo como el extremo de un globo de agua.
Desde una edad muy joven, Catalina afirmó haber tenido visiones de Jesús, que eventualmente se desarrollaron en lo que llamaba un “matrimonio místico”: una relación dada a conocer no por un anillo de bodas, sino por un anillo invisible del prepucio de Jesús. En la adultez, Catalina trabajó hasta el cansancio mejorando las vidas de los enfermos y los pobres. La Iglesia recompensó su devoción y desinterés al nombrarla la santa patrona de toda una lista de lavandería de cosas (incluyendo enfermeras y enfermedades) y también al montar su cabeza en un **** reloj cucú.
Tras su muerte a la edad de 33 (parece que la santidad no es una opción de carrera para aquellos que deseen vivir para ver la mediana edad), Catalina fue enterrada en una tumba simple. Unos pocos años después, no obstante, el Beato Raymundo de Capua decidió que sería mejor honrarla al mover sus restos mortales a una basílica en su ciudad natal de Siena. Cuando su tumba fue abierta, descubrieron que la humedad había hecho un rápido trabajo en su cuerpo, y al intentar moverlo, su cabeza se desprendió limpiamente como un encantador truco de fiesta.
Desde entonces, los sieneses han guardado cuidadosamente su cabeza casi de la misma manera que el escaparate de una casa de empeños de Los Ángeles.
El resto del cuerpo de Catalina fue exuberantemente esparcido por toda Italia como mantequilla en una tostada. 3 dedos y un pie están en Venecia, una mano y una escápula están en Roma y una de sus costillas está en Florencia.
#2: La mano derecha del rey San Esteban.
Cuando san Esteban, el primer rey de Hungría, murió en 1038, estalló el conflicto sobre quien debía sucederlo. Debido a los temores que su cadáver fuese profanado, su cuerpo fue removido de su tumba en la Basílica de San Esteban y escondido en la cripta bajo esta. Cuando el cuerpo estaba siendo movido, se descubrió que su mano derecha estaba perfectamente intacta. Esta siendo la señal de un obvio milagro, su santo puño fue arrebatado de su muñeca y guardado en la tesorería de la basílica con el resto de la plata, oro y partes corporales cercenadas.
No obstante, Merkur, el hombre encargado con cuidar la tesorería, robó la mano y la escondió en su propiedad en lo que ahora es Rumania. La mano fue eventualmente recuperada y guardada en una abadía construida exclusivamente para albergar su aura virtuosa. En los siguientes siglos, la reliquia amasó tal reputación que se fue de gira a través de Bosnia y Viena como una banda de metal de Europa oriental antes de finalmente hacer su regreso a la Basílica de San Esteban, donde hasta el día de hoy es llevada en procesión cada año en la festividad húngara del Día de San Esteban. Es como su 4 de Julio, pero con menos fuegos artificiales (y, por consiguiente, menos manos cercenadas).
Pero como resulta, la santa mano del rey San Esteban podría en realidad no ser su mano. Verás, cuando la mano fue recuperada en Rumania, un cronista notó que estaba usando el anillo de san Esteban. Pero la santa derecha en exhibición hoy no sólo no tiene anillo, sino que no muestra señales de no haber tenido nunca uno. Y la cota de armas oficial del pueblo rumano que produjo la Santa Derecha claramente muestra que no sólo era una mano, sino un antebrazo entero hasta el hombro. ¿Lo que están desfilando hoy en día es verdaderamente el legítimo puño del rey San Esteban? ¿O es la mano de un campesino, porque un perro callejero se metió en la basílica y se comió la real? De cualquier modo, es una asquerosa mano muerta.
#1: El corazón de san Camilo de Lelis
La vida de Camilo de Lelis no comenzó tan santa. Nacido en la Nápoles del siglo XVI, Camilo siguió los pasos de su padre y se hizo soldado… hasta que descubrió que las apuestas eran mucho más lucrativas. Se quedó en eso hasta que quebró y fue forzado a conducir una carreta de burros, lo que fue suficiente para hacerlo creer en la revancha divina.
Camilo vio los errores de sus modos, se arrepintió y dedicó su vida a cuidar a los enfermos. Pero porque el karma no es un concepto cristiano, el hombre soportó una letanía de achaques, incluyendo “una llaga en su pierna por cuarenta y seis años; una ruptura por treinta y ocho años que obtuvo por servir a los enfermos; dos llagas monstruosas en la planta de uno de sus pies, que le daban gran dolor; violentos cólicos nefríticos y, por un largo periodo antes de su muerte, una pérdida de apetito”.
A la edad de 65, tras una larga vida de caridad, conflicto y dolor, Camilo fue al descanso eterno. O al menos, lo hizo hasta que alguien decidió arrancar su corazón amante de Cristo de su pecho jodidamente muerto. El corazón de regaliz de san Camilo ha viajado por el mundo entero, desde Tailandia a las Filipinas y todo el camino hasta Irlanda. Aquí está en su total gloria de relicario en HD, en caso que planees nunca comer de nuevo:
El acto de desfilar el corazón de un muerto no parece tener mucho que ver con el trabajo de la vida de Camilo de ayudar a los enfermos y a los desafortunados. Si fuésemos del tipo apostador (como Camilo seguramente fue), estaríamos dispuestos a afirmar que preferiría dejar a sus restos mortales descomponerse en una tumba de buen gusto en alguna parte, en lugar de viajar por el globo como una heredera de hoteles.
Fuente:
The 5 Most Insanely Disturbing Religious Artifacts | Cracked.com
Marcadores