Por otra parte, que nadie se habitúe a estar levantado después de las nueve de la noche, pues el cambiar las horas de la noche por las horas del día es un hábito destructivo de la salud. [...] Es preciso cuidar el cuerpo, estudiar sus necesidades, y preservarlo de un desgaste innecesario.
Es un pecado desconocer la formade cuidar la habitación terrena que Dios nos ha proporcionado. Especialmente los obreros que hacen trabajo mental, deben comenzar a decrecer su actividad cerebral en lugar de excitarla, cuando se acercan las horas del reposo.
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