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Iniciado por
ludoviko
Acero.
En el Libro de Mormón: 1 Ne 4:9, se dice:
“Y percibiendo su espada, la saqué de la vaina. Y ví que el puño era de oro puro, labrado de una manera admirable, y que la hoja era de un acero finísimo”. Se refiere al personaje Labán, quien en ausencia de Lehi y su familia, se había apoderado de los bienes de éste, y además poseía las planchas de bronce, soportes de la historia de los israelitas, genealogía y escritura.
La utilización del acero involucra el previo conocimiento del hierro. Desde el s. XXVIII a.e.c., en el Oriente Próximo se había empleado el bronce, compuesto por cobre y estaño, y era de difícil consecución. Eventualmente, se hallaba hierro entre restos meteoríticos. Este hierro podía venir ya aleado con otras substancias como níquel; era relativamente fácil de trabajar pero muy raro y por ende muy costoso; durante muchos siglos su precio superaba a la plata; se lo empleaba en joyas. Se descubrieron yacimientos de mineral de hierro durante el segundo milenio antes de nuestra era, pero se trataba de un material con muchas impurezas, muy difícil de forjar. Su tratamiento reclamaba altas temperaturas. Hacia el 1300 a.e.c., en la zona de Urartu (actual Armenia) se desarrollaron técnicas para fundir el hierro y añadirle carbón, de modo de preparar un ‘acero’ (hierro endurecido) apto para fabricar armas, de calidad superior al bronce. En esta época se sitúa la Edad del Hierro.[1] (http://foros.monografias.com/#_ftn1) La zona urartea estaba bajo el dominio del Imperio Hitita, el cual monopolizó la producción y el comercio del hierro durante varios siglos. Con la invasión de los Pueblos del Mar [2] http://foros.monografias.com/#_ftn2) (s. XIII a.e.c.), el Imperio Hitita se desplomó. El Imperio Asirio, poco afectado por aquella invasión, lo sustituyó en ese control. En principio, el hierro era tan caro todavía, que el ejército asirio sólo podía utilizarlo en sus unidades de elite. Hacia el s. IX a.e.c., aumentaron los suministros de hierro. En 889 a.e.c., al iniciar el reinado de Tukulti–Ninurta II, el ejército asirio ya estaba totalmente equipado con armas de hierro. Esto le confirió una superioridad militar aplastante sobre las demás potencias de la época.
A la vez, los asirios elaboraron nuevas técnicas de asedio de ciudades. Hasta entonces, las ciudades amuralladas mantenían cierta ventaja sobre los atacantes: desde lo alto, los defensores arrojaban lluvias de flechas contra los sitiadores, y éstos no podían responder. Los sitios eran verdaderos duelos de paciencia: las ciudades debían soportar el aislamiento, eventualmente el hambre y la sed; los agresores el agotamiento, las dificultades de abastecimiento, las enfermedades y el aburrimiento. Por ello, con frecuencia la situación se zanjaba mediante el pago de algún tributo por la ciudad, y ésta salía relativamente indemne.
Los asirios inventaron torres de asalto blindadas, provistas de ruedas y arietes. Con ellas batían las murallas hasta derribarlas. A continuación, penetraba el grueso del ejército sitiador a la ciudad, la sometía a pillaje y depredación, tanto por la furia acumulada durante el asedio, como por la codicia, como quizá por propia política disuasoria de los gobernantes asirios. En 606 a.e.c., el Imperio Asirio sucumbió a manos de los aliados medos y babilonios (caldeos). Los dominios asirios quedaron en poder de los caldeos, prácticamente con las mismas características que aquellos.
En la época, las temperaturas utilizables no alcanzaban a fundir el hierro. El producto era un metal basto, moldeable a golpes; es decir: era ’hierro forjado’. Sólo en la Edad Media se consiguieron hornos especiales, temperaturas más elevadas; el hierro fundido pudo verterse en moldes para formar ‘hierro colado’. Ello posibilitó una metalurgia en gran escala; pero aunque más barato y duro que el hierro forjado, el producto era quebradizo y no podía ser golpeado en frío con martillo.[3] (http://foros.monografias.com/#_ftn3)
Desde luego, resulta difícil entender cómo pudo Labán contar con armamento de tal calidad (espada, armadura y arco de acero ‘finísimo’). Primero, si el reino de Judá hubiera dispuesto de tal equipo, lógicamente sería una de las mayores potencias de la época —lo cual no era—, pues los egipcios, los asirios y los caldeos carecían del mismo. Segundo, en el supuesto de que sí lo tuviera, ¿cómo habría sobrevivido en sus manos después de la tremenda derrota del 597 a.e.c.? En suma, todo conduce a pensar en un anacronismo: el autor de LM traslada, seguramente por ignorancia, técnicas muy posteriores a una época en que eran desconocidas e impracticables.
Notoriamente, los amerindios no dominaron la metalurgia del hierro hasta la llegada de los europeos y solo por influjo de éstos. De haberla dominado, hubieran resistido con mucho mayor éxito a su conquista.
[1] (http://foros.monografias.com/#_ftnref1) Asimov: El Cercano Oriente, pp. 81-82; UNESCO Historia de la Humanidad, Tomo 2, pp. 82-83; UNESCO Historia de la Humanidad, Tomo 3, pp. 68-69.
[2] (http://foros.monografias.com/#_ftnref2) Pueblos del Mar. Desde los tiempos prehistóricos, sucedieron múltiples oleadas migratorias originadas en general, en Asia oriental y central. Una de estas oleadas se verificó en el s. XIII a.e.c. Por los datos arqueológicos disponibles, se entiende que estos pueblos eran indoeuropeos, y entre ellos se encontrarían los ‘griegos’ primitivos. Este embate provocó el derrumbe de la civilización cretomicénica en Grecia; arrastró o empujó delante de sí a los propios pueblos derrotados, en grandes masas dedicadas al pillaje y la piratería; motivó el colapso del poderoso imperio Hitita; y afectó profundamente al imperio Egipcio. Precisamente los egipcios, llamaron a estos invasores, Pueblos del Mar. Los faraones Merenptah (Dinastía XIX) hacia el 1218 a.e.c. y Ransés III (Dinastía XX) hacia 1177-1171 a.e.c., derrotaron a esos atacantes. Se sabe que entre los mismos se encontraban los peleset a quienes se identifica con los filisteos. Estos acontecimientos influyeron intensamente en la historia bíblica, pues ocasionaron el abandono de Canaán por los egipcios durante siete siglos. Al haberse derrumbado simultáneamente el imperio Hitita, la tierra de Canaán se vio libre de la hegemonía de grandes potencias, y ello permitió el establecimiento de nuevos estados en el área, como los israelitas y filisteos {Nota del Glosador}.
[3] (http://foros.monografias.com/#_ftnref3) Asimov: Nueva Guía de la Ciencia, Playa & Janes Editores S.A., Barc. 1993, pp. 392-393.
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