No creo; afirmo. Cuando se habla y juzga taxativamente, sin dejar lugar a la duda ni al matiz ni a la opinión ajena, sino que la opinión de uno se convierte en verdad, sólo porque es de uno, o se es un vanidoso y ególatra sin percatarse o quiere uno fastidiar la opinión de otro /a o las dos cosas. Algo que ocurre aquí. ¿O no?, muy señor mío. !Hummm!
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