Siempre, a los creyentes, los ateos nos cuestionan porque creemos en un Dios sobrenatural.
Pero se hacen los ciegos con este pasaje bíblico:
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree,
ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
[Juan 3:18]
Que conste... condenados.
Marcadores