Sólo un narrador veraz relataría la historia de Ananías y de Safira a esta altura del relato. Así como hubo un Judas entre los doce discípulos, así también en la naciente iglesia, pura y activa, hubo dos que prefirieron la mezquindad a la generosidad, y la hipocresía a la honestidad. Pero a pesar de todo se presenta el relato tranquila e imparcialmente, y el lector aprende y se conmueve por la narración de los hechos tales como sucedieron.
El hecho de que Ananías retuviera parte del precio de la propiedad no era en sí mismo un pecado, pues en realidad no estaba obligado a dar nada. Había dicho que daría, pero no le era imperioso dar una cantidad específica. El dinero le pertenecía, y podía darlo todo o sólo una parte; pero presentó la parte como si fuera el todo. Este fue el engaño. Su acción fue una mentira.
La forma sincera como Lucas narra la abnegación de Bernabé probablemente refleje la aprobación de la iglesia. Ananías posiblemente también pensó que podía conseguir esa misma aprobación, pero haciendo un menor sacrificio. El deseo de agradar a otros no fue suficientemente fuerte para alcanzar una victoria total sobre la avaricia; pero la codicia sí fue más que suficiente para triunfar sobre la honradez. El impulso a vender provenía del Espíritu de Dios; por lo tanto era malo el impulso de retener parte del precio. Este acto fue un intento de servir al mismo tiempo a Dios y a Mamón. Este pecado fue en cierto sentido similar al de Giezi; pero teniendo en cuenta los milagros de Pentecostés y el extraordinario progreso de la iglesia bajo la conducción del Espíritu, fue más repulsivo y recibió un castigo más severo.
Evidentemente Safira se prestó para ser cómplice del plan. Su falta fue premeditada.
La muerte de Ananías no fue una simple coincidencia. Hubo una estrecha relación entre el reproche de Pedro contra el pecado y la muerte del pecador. Cualquier duda que pudiera haber en cuanto a esto desaparece al considerar la muerte de Safira, la cual fue predicha por Pedro después de poner en claro el engaño. Compárese esto con el castigo de Nadab y Abiú y de Acán
Este fue un castigo terrible, pero no debemos asombrarnos. Ananías y Safira eran miembros de la naciente iglesia. Se habían acercado a Dios. Indudablemente habían gustado de algunos de los dones celestiales de la salvación. Quizá habían recibido algunos de los dones del Espíritu; pero, siguiendo a un espíritu falso, habían cometido un acto sacrílego. Si no recibían un castigo visible y notorio en esos primeros días de la iglesia, tales actos de engaño podrían haber socavado la obra de los apóstoles. Dios intervino en este caso para salvar a su iglesia de mayores males y peligros.
Fijate Emeric en lo que esta resaltado y saca tus propias conclusiones si el titulo que pusiste esta bien o no, muchas veces tratamos de justificar a Dios y hay aspectos del caracter de Dios que no entendemos por nuestro egoismo y nustra justicia imperfecta....
Y quien es el padre de mentira satanas
No tienes argumentos y entonces dices eso......
En los asesinatos del VT está muy claro que Jehovah las hizo personalmente. Así fue con Nadab y Abiú, hijos de Aarón, los cuales ofrecieron fuego extraño delante de JHVH, el cual no les había ordenado. Y de la presencia de JHVH salió fuego que los consumió, y murieron delante de JHVH.…Levítico 10:1.
Sucesivamente, en el NT, hay un caso reportado en Hechos 12:23 que un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos. En este caso yo concluo que no es el Dios Padre el instigador del crimen; primeramente porque Herodes era un tirano y los tiranos no glorifican a lo verdadero Dios. Dios Padre no necesita de alabanzas de tiranos y despotas.
Sin embargo, en el caso de Ananias y Safira, sigo sin saber si fue muerte natural (angustia y arrepentimiento) o si hubo un autor (Satan, Jehovah, un angel...???), pues el texto no le especifíca.
http://www.demiurgo.decifrado.oswnet.com/page_02.htm
Marcadores