Esperanza, cómo estás hoy. Desmelenada. Jejejejejejejejejejejejeje...
Última edición por Ciro; 19/03/2016 a las 09:30
El Antiguo Testamento contiene numerosas disposiciones penales que conminan la pena de muerte contra delitos de particular gravedad, por ejemplo, el asesinato, la blasfemia, la idolatría, el adulterio: Lev 20,9-18; Ex 31,14s; Núm 15,32-36.
El Nuevo Testamento, si bien restringe considerablemente la dureza de las penas del Antiguo, sin embargo, reconoce también que la autoridad lleva la espada para castigar al que obra el mal (cf. Rom 13,4).
La Iglesia nunca ha reclamado para sí el derecho a imponer tal pena sino que ha recomendado siempre la indulgencia con los malhechores y ha prohibido a los sacerdotes que contribuyan a una sentencia de muerte. Sin embargo, todos los grandes maestros han admitido la licitud teórica de la pena de muerte, como San Agustín y Santo Tomás.
¡¡ Que la caridad te haga siervo, ya que la verdad te hizo libre. | San Agustín!!
Hay una fase que dice que debemos pensar y obrar como lo haría Jesucristo. Después de leer los evangelios por tantos años no puedo concebir a Jesus deseando o consintiendo la muerte de otra persona. Jesus dijo que amaramos al projimo como a uno mismo. Incluso que amaramos a nuestros enemigos ya que, si solo amamos a los que nos aman, que merito tendría. Un amor asi me parece que no puede consentir la muerte de un semejante.
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