Respondo: Indudablemente no le regañó porque en el tenor de mencionar o invocar esos nombres de dioses o ídolos paganos para culto, son prohibidos terminantemente en la Biblia y si entiendes esto, verás que es muy diferente al sentido que tu le das.
En el caso de hablar de ellos como si fuesen a responder algún pedido u oración, o señalar a otros que te comunicas con ellos, y recibes favores milagrosos de su parte, es en si una abominación. Elías, denunció tanto a los falsos profetas como también la necedad de seguir estos ídolos por mandato de Dios.
"Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel" (1 R. 18:19).
El malvado rey Acab junto con Jezabel, que promovía la idolatría y apoyaba el paganismo invitando a estos falsos profetas para comer con ellos, hizo que Elías hablara a Acab para que convocara a todos estos pseudos profetas a fin de definir públicamente quién es el verdadero profeta.
"Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo" (1 R.18:20).
Elías lanza un reto y pregunta al pueblo hasta cuándo seguirían claudicando entre Jehová, el Dios verdadero o Baal, el gran ídolo pagano.
"Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló" (1 R. 18:36-40).
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