Hoy, semejante
discriminación puede acarrear
consecuencias penales para quienes la practican. Normal, pues
no debemos excluir ni menospreciar a nadie por el mero hecho de tener defectos o impedimentos físicos. Sin embargo,
el Dios de la Biblia,
ese HIPóCRITA que se la pasa aleccionando al mundo entero,
cayó en ese mal.
No le importó un pepino que los levitas afectados por esas condiciones fueran
fervorosos siervos Suyos; les
prohibió ejercer el pleno sacerdocio
por algo que escapaba a la voluntad de ellos.
¡ Y todavía hay quienes siguen creyendo,
muy ingenuamente , que lo que Dios mira no es lo externo, sino
el corazón !
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