La supuesta irracionalidad de los animales es una idea que deja sin responder la cuestión por la que pregunta, y, en su lugar, se contenta con la respuesta más inmediata que tiene ya satisfecha. No hay ninguna racionalidad genuina en sí; no es una razón legítima, sino una razón lingüística, un término hecho a su medida sin mucha más capacidad.
Según este irracionalismo, los animales no tendrían lugar específico para que pensamiento y concepto converjan; empero, sucede lo contrario, el hombre confunde la conciencia con el orgullo y su confianza, esto es, su inclinación (*).
¿Qué es la razón sino una petición de principio que nunca llega a satisfacer, una capacidad que se ve superada a cada paso que da? Trato de no dejarme caer en ámbitos tan abstractos que terminen por ser víctimas de su propia incapacidad.
(*) Los animales tienen maravillosamente coordinados el pensamiento y el ámbito del que el pensamiento depende. En el hombre, esta coordinación suele ser aprendida mediante la experiencia, esto es, se trata de una adquisición destinada, en el mejor de los casos, a caer en manos de la cultura (**).
(**) Esta adquisición es distante en sentido “enajenante”: hacerse con algo impropio. Lo que se adquiere no pasa a ser propio en sentido genuino, no está ya en ello sino mediante una fase de reafirmación de su sentido; por tanto, necesita una historia de la que se sirve como apoyo (***).
He insistido muchas veces en que uno de los principales problemas de la psicología social está en que no se enfrenta con la cuestión de en qué aspecto la psicología es social y en qué sentido lo social es distinto de otros sentidos.
(***) El concepto de necesidad es importante en toda reflexión sobre la esencia de lo positivo y lo negativo. Si la necesidad se centra en su aspecto negativo se limita a una falta, reafirma su dependencia; por el contrario, lo negativo muestra mucho contenido si aprovecha su constitución interna, de qué está compuesta la necesidad. La necesidad es un concepto que exige preparación, no se puede ir a él directamente.
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