Todo ello, no significa que no se siga haciendo el retrato hiperrealista, pero prima el impresionismo aunque con muchas libertades de composición.
Es necesario, pues, entrar a conocer los diferentes tipos de retratos que pueden hacerse hoy en día.
Hay que diferenciar primero claramente, lo que es un retrato de una figura, de un desnudo o de una pintura intimista.
El retrato puede ser parcial o completo, de solo el rostro o incluyendo el torso, con o sin manos, si es de cuerpo entero ya lo podemos denominar figura y si está sin ropa o parcialmente tapado un desnudo, y será una pintura intimista donde el todo, entorno incluido ayuda a definir el tipo y medio de vida de la persona retratada dándole un carácter que el retrato por sí solo no tiene.
En este punto es importante resaltar que un retrato a diferencia de cualquier otro tipo de composición es totalmente absorbente, pues en cualquier salón o rincón de una casa lo primero que nos llamará la atención entre otros muchos cuadros es el retrato, pues no deja de ser un patrimonio familiar que se conserva a través de generaciones y siempre despierta una tremenda curiosidad.
En todos los casos, la técnica para su realización dependerá muy mucho del tiempo y precio exigido en el encargo, pudiendo partir de una fotografía como lo más frecuente, a diferentes sesiones de posado en el estudio, en la calle o en el domicilio del retratado.
¿Quién no se ha hecho un retrato al carboncillo o ha tenido intención de hacerlo? El carboncillo es la técnica básica sobre la que se basa el retrato, y si el artista domina el dibujo la obra obtenida puede alcanzar niveles de gran calidad.
Si pasamos al siguiente nivel, tenemos el retrato en pastel, que normalmente se realiza sobre papel coloreado con una caja de colores muy concreta especializada en este tipo de trabajo, exige una manipulación cuidadosa y un enmarcado bajo cristal específico. Dado su carácter suave y delicado suele ser muy adecuado para retratar niños y jovencitas adolescentes.
Mucho más difícil y complejo es el retrato a la acuarela, mucho más raro de encontrar pues no permite correcciones o errores, el resultado siempre es muy moderno, delicado y sorprendente, y son realmente muy pocos los artistas que se atreven a ejecutarlo.
En cuanto al retrato al óleo o acrílico, se pueden realizar a pincel o a espátula, bien intentando buscar un hiperrealismo extremo o buscando un intermedio entre figuración detallada e impresionismo más o menos extremado por el volumen de la pincelada, que normalmente son los más actuales y buscados.
Por último, con los avances de la tecnología, pueden encargarse fotos con tratamiento digital, bien aplicando por ordenador técnicas de simulación de las técnicas convencionales o modificando y mejorando al modelo con motivos de la base de datos o efectos especiales, en este caso hay que tener en cuenta que aun pudiendo ser muy artísticos, no tienen otro valor que el meramente sentimental, pues es un arte efímero, fácil de copiar y perecedero.
En cualquier caso la diferencia entre una fotografía y un retrato hecho a mano siempre es apreciable, y aunque dentro del amplio espectro del Arte pictórico, el retrato solo muestre una mayor o menor habilidad en su ejecución por el artista, su creatividad es casi nula pues simplemente se busca copiar una realidad más o menos fielmente.
Podríamos hablar para finalizar de la importancia de la composición y de los fondos normalmente olvidados o mal planteados, pero que pueden echar a perder o desmerecer un buen retrato, pero no me extenderé en detalles.
Y ahora que todos tenéis una idea clara de lo que es un retrato podemos afrontar con un conocimiento suficiente la obra objeto de este comentario.
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