NO tienes respuesta para ninguna de las objeciones que la gente hacen.
NO tienes respuesta para ninguna de las objeciones que la gente hacen.
Dios no solamente juega a los dados
sino que los lanza donde no se les puede ver.
Y eso, ¿qué relevancia tiene, si todo el mundo lo ignora?La ley de vida que nos entregó Jesucristo en el Evangelio, dejó anulados los mandamientos del viejo testamento que mandaban guerras, genocidios, penas de muerte y esclavitud.
Dios no solamente juega a los dados
sino que los lanza donde no se les puede ver.
Jesucristo es Dios, y Él abolió todo mandamiento del viejo testamento que mandaba hacer daño o matar a las personas. Y Jesucristo es Dios que se hizo Hombre y vino a enseñarnos los verdaderos mandamientos que Dios había dado a Moisés y abolió del viejo testamento todo lo que eran preceptos de hombres.
Muy Dios será, pero Dios mandó a matar a los primogénitos de los Egipcios sin mostrar misericordia.
Y luego mandó a matar a los amalecitas.
Dios no solamente juega a los dados
sino que los lanza donde no se les puede ver.
Tu hilo se refiere a si Dios mandó o no a matar.
Y te he demostrado que sí lo hizo.
Entonces sales con otra cosa, porque careces de todo argumento.
Dios no solamente juega a los dados
sino que los lanza donde no se les puede ver.
Además, recuerda las palabras "Ve y hiere a amalec..." -- los amalecitas asesinados por Israel a instancias de Dios, para que se cumpla lo de la tierra prometida.Muy Dios será, pero Dios mandó a matar a los primogénitos de los Egipcios sin mostrar misericordia.
Y luego mandó a matar a los amalecitas.
Conclusión: Dios SI mandó a matar a los pueblos vencidos.
Dios no solamente juega a los dados
sino que los lanza donde no se les puede ver.
Jesucristo es Dios, y el mandamiento de Jesucristo es no matarás. Y esto es lo que Dios había mandado desde siempre y para siempre.
Las leyes del Antiguo Testamento están cargadas de mandatos de hombres que no fueron dados por Dios, y por eso fueron anulados por Jesús, que cuando predicó el Evangelio restablecido los mandamientos que en verdad fueron dados por Dios desde siempre y para siempre.
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