Iniciado por
m.san pedro
Amigo Montanchez:
Gracias por tu felicitación y entiendo o quiero entender tu dualidad entre el YO y el pensamiento, que a veces puede resultar engañoso.
Partiendo de la base que solo se engaña el que quiere ser engañado, estoy de acuerdo que el razonamiento nos puede conducir a conclusiones o comportamientos erróneos dependiendo de un interés o una motivación muy concreta, aunque no seamos conscientes de ello.
Bajo mi punto de vista, volviendo al tema que nos ocupa, el sentido de la vida nos lo fijamos cada uno de nosotros en la libre elección de opciones que la vida nos va planteando mediante la toma de decisiones.
Decisiones que pueden ser meramente instintivas o consecuencia de un menor o mayor proceso razonado, dependiendo del nivel de conocimiento adquirido, pero no siempre son garantía de un éxito tangible.
Asexperia te hablaba de la diferencia entre la teoría y la práctica sin profundizar demasiado, la realidad de la vida se desarrolla entre el proceso de pensamiento racional teórico y la toma de decisiones práctica, entendiendo muy claramente que existen condicionantes que cada persona puede decidir y otras en las que no puede hacer nada de nada.
Uno nace blanco o negro, rico o pobre, hombre o mujer, sano o enfermo, solo o con hermanos o con padres y sin ellos, etc. etc., tendrás mejor o peor educación y cuando llegues a ser adulto deberás elegir dónde quieres vivir, con quién convivir y en qué quieres trabajar, tendrás hijos o no y padecerás pérdidas y enfermedades o éxitos y riquezas y cuando menos te des cuenta habrás llegado a ser viejo y solo entonces podrás responder a tu pregunta dependiendo de las opciones elegidas.
La vida solo tiene el sentido que cada uno se marca, dependiendo de sus posibilidades, mi YO no tuvo elección al nacer, como no la tendrá al morir, lo único cierto es que solo puedo ser responsable de mis actos y de mis decisiones, acertadas o erróneas, que mi pensamiento o el de otros me diga razonadamente que la vida es fruto de un Creador, que solo tiene un sentido si es un plan predeterminado o que existen cielos e infiernos, entre otros muchos supuestos de creencia ciega me parece totalmente respetable pero totalmente ajeno a mi cruda realidad y por lo tanto me deja indiferente.
En cuanto a tus reflexiones en forma de cuentos, te adjunto una poesía mía que puede ayudarte a entender mejor la dualidad entre el YO y el pensamiento.
Cuando se apaga el día
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Siempre que se apaga el día, cuando el cuerpo busca la calma, mi corazón salta como un niño, ilusionado, buscándote y llora y ríe y juega con tu recuerdo, sintiéndote ¡Sabes! Y se abrasa de cariño con aquellos besos y se estremece con aquellos ojos, creyendo ¡Qué loco es! Que el tuyo es su compañero y te mima de sentimientos y acaricia aquellas palabras ¡Y sufre! Y cuando habla con el pensamiento gime..., pues el otro le dice ¡Qué cruel! Que te fuiste tan lejos... pero no hace caso ¡No creas! Es como todos los niños que lo que le importa es tu recuerdo, bueno o malo pero cierto, y espera cada noche a que todo este durmiendo para volar entre los sueños, para encontrarte a cada instante ¡Y es feliz! Ya ves... con tu recuerdo ¡Pobre corazón tuyo! Me dice el pensamiento, ya se ha encontrado otro para sentirse pequeño, para ser tan niño, para ser tan ciego, otras ilusiones perdió y en mil llamas se abrasó ¿Para qué? Para ahogarse entre recuerdos. ¡No! le digo yo ¡Déjalo! Mientras él sea niño, ni tu ni yo nos haremos viejos.
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