He encontrado esto, de una entrevista que Sand dio a EUGENIO GARCÍA GASCÓN Tel Aviv 02/06/2008 :
"Antes de Jesucristo había en Palestina entre medio millón y un millón de judíos. La inmensa mayoría, un noventa por ciento, o quizás un noventa y cinco por ciento, eran campesinos. Los judíos no eran como los fenicios o los griegos, no viajaban tanto como ellos por el mar. La proporción de los que salieron es infinitamente muy pequeña.
¿Incluso después de la destrucción del Templo en el año 70?
Incluso entonces. Lo que ocurrió antes del 70, en el periodo que va de los Macabeos a Adriano, es que el judaísmo comenzó a dispersarse. Atención, el judaísmo fue el que se dispersó, no los judíos. Es cierto que salieron comerciantes y soldados que llevaron consigo la idea monoteísta, pero no fueron muchos. Los Macabeos conquistaron Edom y obligaron por la fuerza a sus habitantes a convertirse al judaísmo. Lo mismo ocurrió en Galilea. Desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo, el judaísmo fue el primer monoteísmo proselitista".
Bueno, coincide más o menos con lo que dijo Espada sobre la pequeña exageración de Josefo.
Tal vez sea un número estimado, no creo que Josefo los haya contado o que se haya levantado un censo por las personas caídas. Agrega también que hubo romanos guerreros que también murieron, recuerden que lo que ocurrió fue una guerra. Muertos de los dos bandos.
“¿Qué necesidad hay ahora de contar particularmente las muertes que dentro se hicieron? Manneo, hijo de Lázaro, habiéndose pasado a Tito, dijo que por una puerta la cual le había sido a él encomendada en guarda, habían sacado de la ciudad ciento quince mil ochocientos ochenta hombres muertos; desde el día que fué puesto el cerco a la ciudad, es a saber, desde los catorce de abril, hasta el primero de julio.
Este número es ciertamente muy grande, y no estaba él siempre en la puerta; pero repartiendo y pagando a los que sacaban los muertos, habíalos de contar por fuerza, porque los otros que morían eran sepultados por sus parientes y allegados; la sepultura que les era dada, era echarlos fuera de la ciudad.
Además de esto, los nobles que habían huído, decían que era el número de todos los pobres que habían sido muertos, de más de seiscientos mil, y que el número de los otros no era posible decirlo; pero no pudiendo bastar a sacar los muertos pobres, habían sido los cuerpos recogidos en casas muy grandes ...” – (Ibíd, Pág. 197).
“Mientras tanto, al ir avanzando las obras terreras de Tito, sus tropas apresaban a cualquiera que se atreviera a salir en busca de alimentos. Cuando eran atrapados, se resistían, y eran torturados y crucificados delante de las murallas como terrible advertencia a la gente en el interior.
Tito se compadecía de ellos –unos 500 eran capturados a diario– pero dejar libres a los capturados a la fuerza era peligroso, y guardar a tales cantidades sería atar las manos de los guardias. Por su ira y odio, los soldados clavaban a sus presos en diferentes posturas, y era tan grande su número que no se podía encontrar espacio para las cruces” – (Escritos Esenciales, Pág. 333).
“Entre los de Siria fué hallado uno que sacaba dinero y oro de su cuerpo, porque, según antes dijimos, se lo tragaban de miedo que los amotinados y revolvedores lo robasen, mirando y buscándolo todo, y hubo dentro de la ciudad gran número de tesoros, y solían comprar entonces por doce dineros lo que antes compraban por veinticinco.
Descubierto esto por uno, levantóse un ruido y fama de ellos por todo el campo, diciendo que los que huían venían llenos de oro: sabido por los árabes y sirios que había, amenazábanles que les habían de abrir los vientres; no pienso, por cierto, que tuvieron matanza más cruel los judíos entre todas cuantas padecieron, como ésta; porque en una noche abrieron las entrañas a dos mil hombres” – (Ibíd, Págs. 194-195).
Falsedades de tu papito papacito Satanás
Espada: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás.
“... Ya que vivas, has de ser puesto en servidumbre debajo de los romanos, y los tuyos son aún más crueles que éstos. Sírveme, pues, a mí con tus carnes de mantenimiento ...
... Diciendo esto mató a su hijo y coció la mitad, y ella misma se lo comió, guardando la otra mitad muy bien cubierta.
Los amotinados entran en su casa, y habiendo olido aquel olor tan malo y tan dañado de la carne, amenazábanla que luego la matarían si no les mostraba lo que había aparejado por comer.
Respondiendo ella que había aún guardado la mayor parte de ellos, entrególes lo que le sobraba del hijo que había muerto. Ellos viendo tal cosa, les tomó un tan temeroso horror y perturbación, que perdieron el ánimo con ver cosa tan perversa y tan nefanda. Dijo, empero, la mujer: Este, pues, es mi hijo y ésta es mi hazaña: comed vosotros, porque yo ya he comido mi parte ...” – (Ibíd, Pág. 225).
“Mientras el templo ardía, los vencedores robaron todo aquello sobre lo que pudieron echar las manos, y degollaron a todos los que encontraron.
No se mostró compasión para nadie, ni por edad ni por distinción, viejos o niños, los laicos o los sacerdotes: todos fueron muertos ... la tierra estaba tapada por los cadáveres, y los soldados tenían que trepar sobre los montones de cuerpos en su persecución de los fugitivos ...” – (Los Escritos Esenciales, Pág. 347; Las Guerras de los Judíos, Tomo 2, Libro 7, Cap. 11, Pág. 233).
“... derramados, pues, por las estrechuras de las calles y plazas, con las espadas desenvainadas, mataban sin hacer diferencia alguna a cuantos hallaban ... antes matando a cuantos delante les venían, y llenando las calles angostas de muertos, manaba toda la ciudad sangre, de tal manera, que gran parte del fuego se mataba con la sangre que de los muertos corría: de noche cesaba el matar y crecía el fuego” – (Las Guerras de los Judíos,Pág. 251).
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