EL DRAMA DEL FALSO CHAMPIÑÓN
Como el tiempo es relativo, esta historia que se contaba de liana en liana, de hoja en hoja y de seta en seta en el bosque húmedo y alto donde apenas penetra la luz, dado su clima, pudo ocurrir hace mil años o ayer mismo.
Como en todo bosque que se precie, las especies micológicas, en todas sus variedades, vivían de diferentes formas, ya fuera en forma de liquen, ya como setas. Eso sí, incapaces de producir su propio alimento, todas ellas tomaban y toman sus elementos nutritivos de los cuerpos de otras plantas y animales, ya sean vivos o muertos.
Como el bosque era muy grande y umbrío estaba distribuido en pequeños territorios de caciques micológicos, casi casi de oligarquías. Un hongo que se precie no puede defraudar a los que llevan el mando, so pena de que le quede sólo un trozo de suelo pelado para su sustento. Allí fue a caer, sin saber muy bien cómo, un champiñón que no acababa de encontrar su hueco el pobre. No debió haber nacido muy favorecido, porque cuando se miraba en el estanque tenía que atusarse las láminas para aparentar y ni aun así. Tenía pocos compañeros y ningún amigo, así que para sobrevivir dióle en pensar que era tan bello e imprescindible que lo que ocurría es que destacaba tanto, que ese precio lo tenía que pagar y lo pagaba a gusto.
Pero en el claro del bosque, donde la pequeña oligarquía micológica quería hacer de la parcela un condado de setas, lo contrataron. ─ Intenta como sea, aglutinar setas, cuantas más mejor, así cada vez habrá más materia orgánica que es nuestro modus vivendi. Esa fue la orden y el compromiso. Así fue como comenzaron las historias.
─¿Sabéis ─ decía a sus grupos setiles, cada vez más numerosos, que yo soy una seta de importancia capital?. Conmigo cambió varias veces la Historia.
─!Ohhhh!, se hubiera oído si las setas hubieran sabido decirlo, y posible fue, a buen seguro, pues se cuenta que se oía y que algunas ensanchaban las láminas y madrugaban para pescar sitio.
─Aquí donde me veis, soy una Amanita Phaloides y tengo el veneno más rápido y sofisticado que existe. El Emperador Claudio y el Archiduque Carlos de Austria me probaron y murieron en el acto. ( Esto lo sabía, porque en sus tiempos de penurias de champiñón se había acostumbrado a escuchar de aquí y de allí y guardar información bajo la copa, para cuando hiciera falta).
Muchas setas, que no habían sido instruidas en la historia de la micología, que es la suya propia, lo creían y corrían la voz. El champiñón llegó a ser felicitado por la cúpula oligárquica y estaba más contento que unas pascuas.
Hasta que un día aparecieron tres bellísimas hermanas. Eran casi trillizas. Bellas, esbeltas, distinguidas y nada dispuestas a dejarse arrebatar el trono del reino.
─!Hola!, se presentaron: Somos Amanita Cesárea y Amanita Muscaria, las más exquisitas, bellas y sabrosas. Pura ambrosía y Amanita Phaloides, la reina y señora del veneno, sofisticado, puro, sin remisión. Somos casi diosas y nos gustaría que nos repitieras al sombrero y a las láminas, de frente, esas cosas que vas diciendo a los incautos que encuentras o a los hongos de buena fe, que te creen.
─El Champiñón, que con el paso del tiempo había engordado y tenía ya una mezcla amarillenta, intentó un balbuceo.
─!Silencio!: ¡Ya está bien!, ahora hablamos nosotras, que no nos gusta que nos roben las cualidades y las vendan como propias. A ver ¿Qué sabes de ti mismo?
─YO, pues, … es que…
─!Entérate de una vez!. ¿Te has visto últimamente en el estanque de aguas cristalinas?. No; lo imaginábamos, estás tan imbuido en tus mentiras que ni te enteras de quién eres: Entérate: NO ERES UN CHAMPIÑÓN, sino un vulgar BOLETUS, y como somos buenas, no decimos como termina el nombre, porque te daría un patatús y el veneno de phaloides es pura química, nada rastrero y retorcido. Pero la verdad sólo tiene un camino: Tú, como boletus de S. ni has cambiado la Historia ni nada que se le parezca. Lo más que produces es dolor de tripa y alguna que otra diarrea. Hasta tu segundo nombre es copia de otro más famoso…!Ay!...
El recién enterado BOLETUS de S. cerró las láminas-boca y vio como las tres hermanas Amanitas desaparecían como lo que eran: las reinas de las setas: Lo que más le gustó ( Y ENVIDIÓ EN SECRETO) es cómo lucían volva y anillo, propio de setas con las que no se debe jugar.
En estos pensamientos estaba, cuando pasó volando un pequeño y alegre colibrí. Justamente tenía un fuerte dolor de tripita y decidió quedarse tranquilo. Una lluvia no deseada se derramó sobre el Boletus , ex - champiñón. Pero él, en su perenne obcecación se dijo: ─Bahhh!: Es materia orgánica. Seguro que la aporto a las reservas y los jefes me recompensan.
En tanto, el colibrí volaba alto hacia el rayo de sol que se filtraba entre unas ramas. Pronto estaría en cielo libre. No miró hacia el suelo ni una sola vez.
Ebúrnea
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