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Tema: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)

  1. #1
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    Predeterminado Italia, tierra de sueños

    I T A L I A, TIERRA DE SUEÑOS… ( Parte I a )

    Por los altavoces del aeropuerto anunciaban el número de vuelo. Me lo sabía de memoria, pero lo volví a mirar, parecía que temiera me lo hubieran cambiado. Me convencí que era el mismo que yo tenía, y obediente como un cordero seguí a todos los que se dirigían a la puerta de salida anunciada. Miraba a mí alrededor, para hacer más o menos lo mismo; es decir comportarme como si para mí, desplazarme en avión fuera de lo más habitual. Era un viaje organizado por una entidad con mucha solera, por lo que estaba segura que no fallaría nada, puesto que sólo se dedicaban a programar estancias por todo el mundo; me fijé detenidamente en todos los pasajeros del vuelo 789, que serían compañeros míos tan sólo durante poco más de una hora, luego nos dispersaríamos cada cual por lugares distintos. Se me pasó muy rápida, sólo tuve tiempo de ojear la revista recomendada por la Compañía aérea, tomar el exiguo refrigerio que nos dieron, y contemplar cómo sobrevolábamos la isla de Cerdeña. Casi sin darme cuenta ya estaba en Roma; aún no eran las doce, por lo que nada más llegar al Hotel deshice las maletas, buscando sobre todo un calzado plano y cómodo para poder andar, y cualquier conjunto de ropa, siempre teniendo en cuenta más la comodidad que la estética. Ya hacía algunos años, que no me miraba demasiado al espejo en busca de una imagen bonita. Alguien me había dicho que vagamente recordaba a la actriz Ingrid Bergman, y como me gustó, creo que dentro de las posibilidades, la fui imitando casi sin darme cuenta. Ojalá la hubiera copiado en su trabajo, seguro, que tendría más dinero del que disponía normalmente.

    También me hubiera podido casar y cargarme de hijos como mi hermana; llegando a esta reflexión, anoté en una lista, cosas que les podría comprar a los sobrinos.

    Nunca llegaría a saber si serviría o no como mujer casada, la única cosa que sabía, era que trabajaba y cuidaba de mi casa. Los hombres habían quedado completamente excluidos de mi vida, cuando era joven quizá sí que los pude encontrar a faltar, ahora francamente no; vivía demasiado bien, sin dar explicaciones a nadie, de lo que hacía o dejaba de hacer. Bien, no quería adentrarme en lo que era mi vida.

    Al bajar dejé la llave en Conserjería, y me fui andando hasta un gran parque muy cercano, con pequeños caminos bordeados de árboles que filtraban el sol, haciendo dibujos arabescos en el suelo. Me sentía contenta de estar en Roma, una ciudad con la que había soñado durante muchos años, por fin la tenía a mi alcance, podría ver todas las obras de arte con mis propios ojos, y todo cuanto había leído, lo podría constatar.

    Estaba tan nerviosa, que me parecía no podía ser cierto. De momento disponía de todo un día libre, ya que hasta al día siguiente no me sumaría al grupo, compuesto de varias personas totalmente desconocidas; esto no me importaba demasiado, era una mujer acostumbrada a tratar con otras personas, y sabía no tendría problemas, y si no congeniaba con nadie, siempre me quedaba el recurso de meterme de lleno en todo lo que fuera descubriendo; iba equipada con una libreta para anotar lo que me llamara poderosamente la atención.

    Aquel viaje era el fruto de unos años de sacrificio recogiendo el dinero suficiente, para poder darme ahora este antojo. Me había dedicado a la enseñanza de dibujo y pintura en un Instituto, y temporalmente no trabajaba, porque el edificio estaba siendo remodelado por cuestiones de seguridad. Cuando empezara el nuevo curso escolar, todo sería nuevo. No me lo pensé dos veces, haría el viaje que siempre había soñado.

    Cuando viajaba tenía la costumbre de anotar todas las cosas que quería hacer, eran tantas que sabía de antemano no llegaría a todas. El jardín por el que paseaba era bonito, muy frondoso y bien cuidado; como otros tantos en cualquier ciudad del mundo. Crucé por debajo de un arco, que a simple vista demostraba su antigüedad, su nombre era Puerta Pinzziana y continuaba una muralla. Pensé que deberían ser los confines de la ciudad antigua. La guía que tenía entre manos explicaba que la calle por la que estaba circulando, era una de las más elegantes, donde todo era de primerísima calidad; los hoteles y las cafeterías eran de las más caras; fui bajando hasta una plaza llamada Barberini, en cuyo centro había una fuente con el nombre de Triton, la contemplé detenidamente; me gustó pero sobre todo porque estaba ubicada en Roma, y sólo esta para mí, ya tenía mucha importancia.

    Guiada por el libro turístico, comprobé que había figuras alegóricas unas veces a la mitología, otras a los emperadores y a Santos.

    Resumiendo que había visto tantas cosas en poco tiempo, que no hubiera sabido cual elegir.

    Sólo estaba segura de una cosa, Roma era toda ella una joya arquitectónica.

    Incluso estando tan absorta con tanto arte, mi estómago me advirtió que había llegado la hora de reponer fuerzas; estaba muy cerca del Vaticano, y por una callejuela cercana había un Self Service, donde parecía podría comer bastante bien. Aunque lo que más agradecí fue la silla donde descansar un poco.

    Ya eran casi las cuatro de la tarde, y desde que había llegado no había hecho otra cosa que andar. Entré en la Basílica de San Pedro, dentro de la Iglesia me agregué disimuladamente a un grupo de habla hispana e italiana, para poder escuchar las explicaciones que daba el guía, referente a su construcción. El Baldaquino hecho de bronce, material que habían sacado del Panteón; pensé que era casi robar a un santo, para dárselo a otro, quedaba claro que entre los artistas, había muchas diferencias, y que según quien era el gobernante del momento protegían a unos o a otros, buscando siempre eclipsar al contrincante.

    La vida es así, repasando la historia conmovía pensar que allí mismo bajo el suelo que pisábamos, decían que habían sacrificado a San Pedro 2000 años antes.

    El mismo autor del Baldaquino se superó a si mismo en La silla de San Pedro. Luego la figura del Espíritu Santo con las alas abiertas en los cristales de colores. Me pareció todo descomunal; las columnas eran todas de una pieza siendo transportadas fluvialmente por un canal hecho exclusivamente para este menester. El guía seguía explicando que la cúpula se atribuía a Michelangelo, y que se había inspirado en la de Brunelleschi de Florencia. Las pinturas de las paredes eran tantas, que no sabía dónde mirar exactamente.

    El grupo continuó por el recinto parándose delante del sepulcro del Papa Juan XXIII. Yo me sentí completamente subyugada por la estatua de La Piedad. El cuerpo de Cristo, inerte en los brazos de su madre; la inmensa tristeza reflejada en un rostro evidentemente demasiado joven para ser una mujer cercana a los cincuenta años, pero había tanta belleza, tanta pena y resignación en aquel gesto de amargura ante un hecho consumado… Me preguntaba cómo pudo plasmar Michelangelo en un mármol frío como la muerte, un sentimiento de amor maternal tan cálido. La perfección del cuerpo de Cristo, con las venas de los brazos, la mano caída sin fuerza, con todos los detalles de las falanges, las uñas, todo, me parecía casi un milagro, como si hubiera cogido dos cuerpos humanos y los hubiera recubierto de una lámina finísima de mármol.

    En aquellos momentos me sentí como si fuera un átomo perdido en la inmensidad del Universo; yo, que pretendía enseñar dibujo y pintura a mis alumnos, ante este sentimiento casi sentí vergüenza de mi insignificancia.

    Con todas estas reflexiones había perdido al grupo de vista, por lo que volví a mi libro turístico, para seguir a conciencia el seguimiento por la Basílica, y copiando a todos pasé la mano por el pie de la imagen de San Pedro, ayudando de esta manera a desgastar todavía más, aquel miembro al que apenas se le distinguían los dedos.

    Oí comentarios sobre el suelo que pisábamos, el blanco era de mármol de Carrara, y estaba mucho más desgastado que los otros, cosa que al andar se notaba un desnivel singular. Al salir pude contemplar en todo su esplendor la plaza con el obelisco en el centro, rodeado de tantas columnas; al estar allí, pareció como si se despertaran todas las fibras adormecidas del cristianismo. Por doquier se vendían todo tipo de objetos que hacían referencia al lugar. Pensé que nada de lo que allí se exponía, les gustaría a mis sobrinos. No tenía porque preocuparme, quedaban muchos días por delante; mi parte negativa pensó que ya casi había transcurrido mi primer día de vacaciones.

    Deseaba llegar cuanto antes al hotel, para descansar. Compré fruta y un yogurt con la intención de comerlo mientras veía la televisión, como hacía en mi casa; me iría bien oírles hablar en italiano, para ***** un poco su dicción, a mí me costaba poco entenderles, pero había quedado claro que ellos a mi, no.

    ¡Qué descanso andar descalza por la moqueta¡ después de un largo baño relajante, y ya en pijama me dediqué a escribir las postales para los familiares y amigos. Desde la cama me dediqué a seguir las noticias de la tele.

    Llegaron los concursos, que más o menos eran igual que los que veía desde mi casa. No me apetecían lo más mínimo. Puse el despertador temprano, ya que el conserje me indicó que a las ocho saldríamos en un autocar, para hacer la primera visita fuera de la ciudad, ya con el grupo de turistas que durante dos semanas serían mis compañeros de viaje.

    Al no cerrar del todo la persiana, me despertó el sol mucho antes de lo previsto, me levanté para mirar directamente al cielo infinito, llegando a la conclusión infantil, que era el mismo astro que iluminaba también mi piso de Barcelona.

    Continúa
    Última edición por tutifruti; 02/06/2014 a las 04:51

  2. #2
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)


    He disfrutado del viaje como si estuviera allí...

    tutifruti...¿ Me llevaste en la maleta del personaje?...

    Excelente tus pormenores de lo que ella, la viajera, va viendo...También lo """vivimos"" como si fuéramos ella.

    Seguimos leyendo...
    Saludos y saluditos.

  3. #3
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)

    Me alegro que te haya gustado, y que hayas "vivido" el capítulo. Creo que éste es el más largo, los demás los he ido dividiendo para qe no se hagan pesados. Los iré subiendo a diario ya que tengo terminado el relato.

  4. #4
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)

    !Mecachis en los asteriscos!. Dicho lo cual, cómo me alegra que nos vaya a exponer un relato que hable de Italia. Yo ya he empezado a soñar con tu visita al vaticano. ( He procurado olvidar la cola monumental que había para entrar a los museos. Menos mal que llevábamos los tikets, sacados previamente por Internet, si no aún estamos allí).

    ¿Sabías que la cúpula de San Pedro, de Miguel Ángel, está inspirada en la del duomo "SANTA MARÍA DE LAS FLORES" de Florencia de Brunelleschi y ésta a su vez en la madre de todas: EL PANTEÓN de AGRIPA. Para mí el más impactante edificio de Roma. para que luego digan que la antigüedad pasó de moda....

    Esperamos el próximo capítulo y ...!A soñar!

    Besitos

  5. #5
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)

    ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte I) b

    Al bajar al comedor para el desayuno, pensé que era lastimoso que se tratara de un bufete libre, porque a aquella hora tan temprana lo único que me apetecía era un café con leche y unas tostadas.

    A las ocho en punto estaba en el vestíbulo del hotel esperando que me recogieran, como era domingo y por permanecer cerrados los Museos, teníamos programados un viaje hasta Nápoles, después a Capri, a Sorrento, volviendo a Roma bien entrada la noche, cenando por el camino, en un buen restaurante.

    Al subir al autocar el guía me presentó a los demás ocupantes, nos sonreímos, y yo levantando el brazo correspondí a la salutación. Me senté junto a la ventana.

    No hubo demasiadas explicaciones por parte del guía, sólo dijo que circulábamos por la Autopista del Sur, que cruzaríamos Nápoles, para llegar a Capri.

    Por suerte el tiempo era delicioso, el sol lucía con fuerza, y el mar parecía invitarme a deslizarme en él.

    Hicimos cola para subir a un barco extremadamente rápido. Me dediqué a observar a mis compañeros de viaje; había un matrimonio que provenía igual que yo, de Barcelona, dos matrimonios en viaje de novios, muy jovencitos, y otro ya más mayor, que me sorprendió por lo poco que se hablaban entre ellos, me parecieron muy distantes o enfadados, y también dos amigas que provenían de Madrid. Empezamos a hablar del buen tiempo que disfrutábamos, alguien preguntó si el trayecto era muy largo, y si existía peligro de mareo. El guía amablemente nos comentó que aquel tipo de barco, era tan moderno que casi parecía no rozaba el agua, por lo que no era fácil, que se produjera esta circunstancia.

    El mar era de un azul como pocas veces lo había visto, delante de mí solo tenía cielo y mar, me sentía importante por aquella escapada, o quizá era debido a que siempre que estaba como ahora ante un gran espacio, sentía mi alma completamente libre.

    Al llegar a Capri, comprobamos que el viaje por mar, no había finalizado, porque nos distribuyeron en pequeña barquichuelas, con motor fuera borda; en la nuestra se incorporaron las dos amigas de Madrid y uno de los matrimonios recién casados. Con el diccionario en la mano intenté hablar con ellos, y conseguí que nos entendiéramos sin demasiado esfuerzo. Me sentí feliz de poderles explicar que en España, concretamente en la Costa Brava, no era demasiado diferente de lo que estábamos viendo, rocas completamente escarpadas, con la misma vegetación, y el mismo tipo de pinos. Todos estábamos de acuerdo en que era maravilloso aquel paisaje tan abrupto de profundas aguas azules, que sólo la estela de la barca rompía con la blancura de la espuma.

    Tardamos muy poco en llegar a nuestro destino, la Gruta Azurra, ya nos habían advertido que si el mar estaba un poco movido no podríamos terminar el itinerario previsto, pues para poder entrar, el mar tenía que estar completamente calmado, como si se tratara de un espejo. Por suerte lo conseguimos, y pudimos llegar al lugar, teniendo la precaución de agachar la cabeza para no topar con las rocas. Lo que tenía ante mí, parecía sacado de un lugar de otro mundo, la luminosidad parecía fosforescente; me hizo rememorar cuentos de hadas y cosas completamente irreales, pero duró poco mi éxtasis porque las demás barcas estaban esperando pacientemente para entrar. Nada más salir se rompió el encanto, las barcas con motor fuera borda, no habían cesado en su ronroneo y el olor del gasoil quemado, era francamente desagradable. Alguien del grupo se mareó, debido a esto. Pensé que era una lástima que algo que había empezado tan bien, terminara de aquella manera.
    Yo me sentía francamente feliz, tenia ante mí el mar, cosa que siempre me daba fortaleza espiritual, y una sensación de libertad, como la que deberían sentir las gaviotas que nos sobre volaban.
    Desde la pequeña barca me impresionó el acantilado de la isla, por donde se veían circular coches, que desde mi punto de observación, me parecían de juguete. Pensé que aquella carretera era peligrosa, llena de curvas, teniendo a un lado las laderas abruptas de las rocas, y el mar como en un abismo. En el autocar, todos debían pensar lo mismo, porque toda la algarabía de antes, se esfumó. Para animarme, traté de convencerme, que era debido a que con el estómago vacío, se tenían pocas ganas de hacer broma.

    El guía hizo la observación que donde estábamos ahora era Anacapri, porque estaba situado en la parte más alta de Capri, y que la isla antes había estado habitada por los griegos, y de ahí le venía al nombre. Allí, nos dejaron tiempo libra para comprar cualquier cosa que luego, nos recordara nuestra estancia. Allí estaba dedicado exclusivamente al turismo, había de todo, sólo era cuestión de saber regatear, este sistema no iba conmigo, porque lo que decidí sentarme en una de las terrazas y dedicarme a observar lo que me rodeaba; pensé que realmente parecía una Torre de Babel por la disparidad de idiomas que se oían. La plazoleta donde estaba era muy pequeña, por lo que hasta allí, sólo podían subir microbuses de reducidas dimensiones, ya que de no ser así, no hubieran podido hacer la maniobra de retroceso para volver a bajar. Nuestro grupo, poco a poco fue apareciendo al lugar que nos había indicado el guía, antes de emprender el viaje de vuelta nos hizo fijar cómo a través de la calima se veía de fondo el volcán del Vesubio. Me acordé de toda la historia que sabía de él, confiaba que no nos haría la jugarreta de ponerse en erupción precisamente en aquellos días. En otra barcaza fuimos hasta Sorrento, comentando que también aquel nombre provenía de los griegos, y que quería decir sirena, pero que con el tiempo había ido degenerando, quedando como lo bautizaron los romanos. Interiormente y sin poderlo evitar fui tarareando la famosa canción, imitando a los grandes tenores actuales.

    Cargados con las bolsas de todo lo que habíamos adquirido, y con el cansancio reflejado en nuestras caras, volvimos al autocar que nos retornaría a Roma, después de cenar en un restaurante de la carretera. Sin excepción todos reclinamos los asientos para intentar dormir un poco.

    Cuando llegué el hotel me sentía tan cansada que me metí directamente en la cama, sin ánimos para pensar en todo lo que había vivido aquel día. Dormí mal, quizá debido a la cena demasiado abundante, o porque sin tiempo para un poco de reposo, emprendimos el viaje de vuelta. Había tenido pesadillas, despertándome más de una vez con la sensación, que un fuerte ruido, semejante a truenos hubieran interrumpido mi descanso.

    En el desayuno nos encontramos todos aún con vestigios de cansancio en nuestros rostros, pero contentos y con las ansias lógicas de ver cosas nuevas de Roma. El matrimonio catalán se dirigió a mí.

    _ ¿Has dormido bien?

    _ Realmente no; me ha parecido oír truenos, ¿sabéis si ha habido alguna tormenta?

    _ No lo creo, pero yo también he creído oír fuertes ruidos, algo me ha despertado, aunque no tengo ni idea de lo que puede haber sido.

    _ ¿Sabéis que ruta haremos hoy?

    _ Según mi programa, primero iremos a los jardines Tivoli, y a la Villa Adriana; el trayecto no es largo, creo que comeremos por el camino, y a la vuelta iremos a las Catacumbas. ¿Disfrutas del viaje?

    _ Es tan maravilloso como lo había imaginado. Creo que estoy disfrutando mucho más de lo que pensaba. Lo tenía que haber hecho mucho antes, aunque sólo hubiera sido de cara a mis alumnos.

    _ ¿No te sientes sola viajando sin compañía, con quien poder comentar todo lo que vas viendo?

    _ Al contrario, me gusta ir por libre, puedo recluirme en los pensamientos y las cosas que más me gustan. Anteayer visité el Vaticano, y lo pasé de maravilla reflexionando y profundizando con todo lo que tenía delante, me paraba dónde y cuándo quería, dejando arrinconado lo que no me llamaba la atención.

    _ Respeto tu opinión, pero no la comparto. Este viaje con mi marido, es la máxima aspiración, poder estar a su lado y cambiar opiniones, me resulta tan edificante, como los mismos descubrimientos que hacemos.

    _ Cuando se vive bien avenido, esta compenetración es ideal, pero si no… fijaos en aquel matrimonio ya mayor de la mesa contigua, no se hablan, los vengo observando desde ayer, parece como si estuvieran enfadados, ella ha bajado sola para el desayuno, da la sensación que cada cual fuera por su lado. De verdad que para ir así, prefiero estar sola.

    _ Tienes razón, a nosotros también nos ha llamado la atención, ayer durante el viaje los teníamos delante, y no se dirigieron la palabra en todo el trayecto.

    _ ¿Lo veis, es mejor ir como yo, sin compañía…

    _ Lo dices porque no has encontrado tu complemento

    _ Quizás tengáis razón, pero me parece que ya he llegado tarde
    _ Nunca se sabe.

    Continúa.

  6. #6
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte a)

    ¿Sabías que la cúpula de San Pedro, de Miguel Ángel, está inspirada en la del duomo "SANTA MARÍA DE LAS FLORES" de Florencia de Brunelleschi y ésta a su vez en la madre de todas: EL PANTEÓN de AGRIPA. Para mí el más impactante edificio de Roma. para que luego digan que la antigüedad pasó de moda....

    Pues lo de Brunelleschi, lo sabía, pero había olvidado o simplemente lo ignoraba lo del Panteon de Agripa. Ya veo que entre tú y yo, vamos a mostrar una Italia fabulosa. Volveremos a tener ganas de visitarla otra vez, a que si...
    Última edición por tutifruti; 01/06/2014 a las 12:02

  7. #7
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS

    ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS… (Parte II a)

    Luego la conversación derivó en cosas sin importancia, pero todo coincidimos en que era una lástima desaprovechar el buffet libre de las mañanas; a estas horas tempranas nadie sentía hambre.

    El guía nos fue nombrando a medida que subíamos al autocar, y apoyándose en el volante, nos comunicó que se añadiría un nuevo viajero, que llegaba con retraso porque su vuelo había tenido un pequeño percance. En sus manos sostenía un periódico español, y nos dio una noticia que nos preocupó un poco: en la madrugada pasada en las oficinas de la Compañía de aviación Española, había hecho estallar una bomba de pequeña potencia, como también en nuestra Embajada, y en los jardines Borghesse.

    Todos nos quedamos mudos por la sorpresa

    Parecía que era cosa de los terroristas de ETA.

    Las palabras de indignación surgieron de todos los hispanos, y cuando se les explicó a los italianos en su idioma, se unieron a la indignación general.

    Aunque no fuera necesario todos creímos conveniente hacer hincapié, que no todos los españoles teníamos las ideas tan revolucionarias de esta banda, que desgraciadamente, se iba esparciendo fuera de la península Ibérica. Era obvio que mientras sólo actuaran en nuestro país, los demás se limitarían a en-co-ger los hombros indiferentemente, pero si la cosa se complicaba por otras naciones, veríamos qué podría llegar a pasar. Por suerte no hubo desgracias personales, pero si volvían a atacar, no sabíamos cómo podría acabar.

    Finalmente llegó la persona que faltaba, era un hombre de una edad indefinida, bien vestido y de agradable presencia, que enseguida nos pidió perdón por la tardanza, asegurando, que no volvería a ocurrir.

    Al pasar por mi lado, me preguntó si aquel asiento estaba ocupado.

    Le dije que no, y tras poner el equipaje de mano al portaequipajes, se sentó. Acto seguido empezó la ruta turística; los Jardines Tívoli quedaban cerca, pero como en todas las grandes ciudades, atravesarla nos costó debido al gran embotellamiento circulatorio.

    _ Me llamo Gerard Gabin, me sabe mal que por mi culpa hayan tenido que esperar tanto rato. En el aeropuerto me han entretenido más de la cuenta debido a los actos terroristas de esta madrugada.

    _ Supongo que es normal, intentarán atrapar a los responsables, así no podemos continuar – le dije-

    _ Realmente nos los acabo de entender, por más que soy en un cincuenta por ciento español, y la otra francesa; pero mi madre me inculcó el amor a su tierra, y cada vez que he ido a ver a los familiares, la verdad es que me he sentido como en mi propia casa.

    _ Ahora entiendo porque habla tan bien el idioma

    _Por suerte no he tenido problemas para entenderme, no es que los domine todos, pero tanto el inglés como el italiano no me son desconocidos.

    _ Irá bien tener un compañero de viaje con tanta facilidad a la hora de entablar conversación.

    El guía nos advirtió que a nuestra izquierda teníamos la cantera de Traventino, de donde aún sacaban material para la construcción.

    Todos comentamos lo mismo, qué bien vivían los romanos en la antigüedad, aquel jardín del que habían conservado mil quinientas fuentes, donde el rumor del agua al caer llenaba todo el recinto, te hacía comprender que a parte de vivir muy dignamente, tenían un gusto especial para la belleza; la manera de diseñar los surtidores de agua y las pequeñas y grandes cataratas, la frondosidad de los árboles, denotaban en todo momento el espíritu artístico que los dominaba. No existía ninguna casa o pequeño palacete de los que habíamos visitado, que no tuvieran las paredes recubiertas por pinturas, podían ser o no, obras de arte, pero quedaba claro que no querían ver las paredes desnudas.

    La voz de Gerard Gabin, me distrajo de mis pensamientos, cuando me dijo

    _ Ni que decir tiene, que todo lo que está viendo le llega alma

    _ Sí, no lo puedo evitar, cosa que me hace sentir insignificante, ante tanta grandiosidad.

    _ No tiene porque evitar, que sus sentimientos afloren. La estoy observando desde que hemos entrado en los jardines, y créame que la expresión de su rostro, es como si se hallara poco menos que en el cielo

    Me reí

    _ Puede que sí, que entre tantos ángeles y santos estoy más allá, que aquí. ¿Se ha fijado en las pinturas de las paredes? Con los años que tienen, y el color casi no ha perdido; además ¿sabe cuánta dificultad tenían para pintar las escenas del techo? la pintura no podía ser demasiado líquida, ya que hubiera hecho grandes goterones.

    _ Admito que soy un profano en la materia, y si no fuera porque vi una película sobre este tema, nunca se me hubiera ocurrido pensar en este dilema. Me limito a decir si me gusta o no. Pero me parece que nadie puede quedar indiferente ante todo lo que hemos visto.

    _ Hoy es el primer día de recorrido turístico. Yo ayer fui a ver el Vaticano y la Basílica de San Pedro; lo hice por mi cuenta, por no estar demasiado segura si entraba en la programación que tenemos contratada.

    Miramos la hoja propagandística y efectivamente, sólo nos quedaba mañana, para ver lo que allí, titulaban la Roma antigua y Monumental, pasando por el Vaticano pero sin entrar en la Basílica.

    _ Lástima está todo tan organizado y cronometrado, que no nos queda ni un minuto libre para hacer lo que se nos antoje.

    _ Por eso, quise llegar antes, para poder dedicarme a recorrer las callejuelas a pie. Con el autocar es más descansado, pero no se puede disfrutar con detalle de las cosas.

    Se me quedó mirando.

    _ Si no fuera porque aún no lo ha visto, casi le diría que se perdiera la visita a las Catacumbas, para ir por nuestra cuenta. No sé porque, pero no me llama la atención esta visita, o sea, que después de la comida, yo les abandonaré por unas horas, e iré por mi cuenta y riesgo. Ya nos veremos en el hotel. ¿Dónde cenaremos?

    _ Esta vez, no va incluida en el programa, cada cual lo hará donde le apetezca.

    _ Razón de más para ir por mi cuenta esta tarde y por la noche.

    _ ¿Ya sabe cómo funciona el sistema de aviso para el día siguiente? Nos dejan un papel al lado del ascensor con todas las indicaciones y los horarios junto con el itinerario a seguir.

    Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.

    En cuanto acabamos de comer el Sr. Gabin ya no subió al autocar, nosotros siguiendo el itinerario previsto fuimos a las Catacumbas. Allí dentro me sentí a disgusto, no sabría explicar el motivo, pero aquel constante ambiente cargado de frialdad, la falta de luz, y supongo que pensar que la mayoría de las oquedades habían sido en otros tiempos las tumbas de los cristianos, me hizo sentir un escalofrío en todo el cuerpo. Todos los corredores eran muy largos y estrechos, algunos estaban cerrados simplemente con unos maderos clavados de cualquier manera, sólo para advertir que estaba prohibido cruzar aquella entrada. Se nos explicó que era para prevenir un posible accidente, debido al gran desnivel que existía, pues habíamos bajado bastantes metros.

    Al salir a la calle, todos agradecimos ver brillar el sol de nuevo, y el aire fresco, a diferencia del que habíamos dejado atrás. Los jardines donde nos hallábamos estaban muy cuidados y al encontrarnos a fines de una primavera cálida, llenos de flores.

    Al pasar por la Vía Apia Antigua, me pareció que retrocedía un montón de años, y que me podría encontrar con una cuadriga, con un romano glorioso que látigo en mano volvía de cualquier guerra, o las mismísimas legiones que retornaban victoriosas.

    Continuamos hacia la Iglesia de San Pablo in Vincole, este nombre le venía según la leyenda, por las cadenas que lo tuvieron prisionero, y que misteriosamente se perdieron, hasta que al cabo de unos años aparecieron en sitios distintos, y ellas mismas se volvieron a unir formando una sola pieza, tal como habían estado mientras mantenían prisionero al Santo. La historia, por lo menos era bonita, pensé yo.

    Seguimos por la Iglesia para contemplar con reverencia la imagen de Moisés.

    Llenaba una gran extensión, ya que la figura central, sentada y con los Mandamientos de Dios bajo el brazo, tenía al lado dos figuras de pie. Mientras el guía daba todas las explicaciones del por que se hizo la obra, encargada por Julio II, que debía ser para su tumba. Yo concentraba la mirada en aquella estatua corpulenta y musculosa, de largas barbas y de mirada entre feroz y dolida, por lo que su pueblo había hecho en su ausencia.

    Continúa
    Última edición por tutifruti; 02/06/2014 a las 06:56

  8. #8
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS

    """"""Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.""""


    tutifruti...Para los latinoamericanos que no hemos viajado a Europa, nos estas dando un paseo inolvidable.

    Con el placer de viajar y sus miradas de la viajera, ya estamos pensando que deberíamos ir a italia. Lástima que a veces la realidad nos da unos golpes de ""realidad"" que nos dejan pensando...
    Menos mal que """ nos llevas contigo""
    Excelente narración querida amiga...y las acotaciones de Ebúrnea, dan para imaginar mejor.
    Saludos y muchas buenas ondas, en este viaje que estamos disfrutando.


  9. #9
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    Predeterminado Re: ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS

    Tutifruti: Me traes a la memoria diversas visitas, algunas inolvidables. Capri. !Qué aguas! y esas cuevas, donde se dicen que Tiberio hacía desaparecer enemigos. Yo realmente no lo creo. No me extraña que el emperador no quisiera moverse de allí, ¿Quién querría?, sobre todo en tiempos en que la tranquilidad era absoluta. Me encantó toda esa zona, así como la costa amalfitana. Te sigo con interés. Pon alguna foto; es todo tan bonito....

  10. #10
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    Cita Iniciado por Caracolamarina Ver mensaje
    """"""Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.""""


    tutifruti...Para los latinoamericanos que no hemos viajado a Europa, nos estas dando un paseo inolvidable.

    Con el placer de viajar y sus miradas de la viajera, ya estamos pensando que deberíamos ir a italia. Lástima que a veces la realidad nos da unos golpes de ""realidad"" que nos dejan pensando...
    Menos mal que """ nos llevas contigo""
    Excelente narración querida amiga...y las acotaciones de Ebúrnea, dan para imaginar mejor.
    Saludos y muchas buenas ondas, en este viaje que estamos disfrutando.

    Me alegra mucho que disfrutes de la lectura. Es uno de los viajes que sin duda dejaron huella en mí. Volvería sin pensarlo dos veces. Gracias por el comentario. Saludos.

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